Emilio de Miguel Calabia el 27 nov, 2023 Dada la derivada geopolítica que ha adquirido la conectividad, no sorprenderá si digo que fuera de Asia el país que le ha dedicado más esfuerzos ha sido EEUU. EEUU llegó a la conectividad con dos desventajas: China le llevaba más de un lustro de ventaja y China tenía unas capacidades financieras para financiar proyectos que EEUU no podía igualar. Tal vez por eso, EEUU puso el foco en algo que sí sabía hacer posiblemente mejor que China, los estándares técnicos y la calidad. En noviembre de 2019 EEUU, Australia y Japón lanzaron la Blue Dot Network, cuyo objetivo es promover la inversión en infraestructuras de calidad, abiertas, inclusivas, transparentes, viables económicamente, sostenibles financiera, medioambiental y socialmente y que respeten los estándares y normas internacionales. Blue Dot funciona como un mecanismo que certifica que los proyectos de infraestructuras respetan sus exigentes estándares. Su foco está en el sector privado. La iniciativa está tardando en arrancar y no ha conseguido concitar los mismos entusiasmos que la IFR concitó en sus inicios. “Te voy a construir un puerto de la leche, que lo mismo luego no puedes pagar” apela más a la imaginación que “te voy a poner un sellito que dirá que esta obra está hecha con mucho amor y mucha calidad”. Pero la Blue Dot Network no ha dicho su última palabra. Precisamente es un componente esencial del Partenariado para las Infraestructuras e Inversión Globales (PGII, por sus siglas en inglés). Pero antes de examinar el PGII, hay que detenerse un momento en la iniciativa Build Back Better World (B3W), que fue anunciada en la Cumbre del G7 de junio de 2021. La iniciativa pretendía movilizar 40 billones de dólares hasta 2035 para hacer frente a las necesidades de infraestructuras de los países de renta media y baja, siguiendo los estándares de calidad establecidos por la Blue Dot Network. El capital de la iniciativa provendría del sector privado. Se identificaron cuatro áreas prioritarias de inversión: clima y seguridad energética, sistemas de salud y seguridad sanitaria, conectividad digital e igualdad de género. Geográficamente abarcaría Latinoamérica, el Caribe, África y el Indo-pacífico. La guerra de Ucrania, la subida de los precios de la energía y el aumento de la inflación llevaron en la Cumbre del G7 de junio de 2022 a una reformulación de B3W, que pasó a llamarse PGII. PGII sigue básicamente los mismos principios que B3W, pero reduce la cifra que se propone invertir: 600.000 millones de dólares en cinco años. La idea es que una financiación pública limitada sirva de catalizador para atraer el capital privado, al ofrecerle más garantías. Aquí subyace la idea de evitar los problemas de deuda que han aquejado a la IFR, cuyo esquema ha sido el de préstamos estatales. Tal vez aprendiendo de lo lento que fue el arranque de la Blue Dot Network. PGII ya ha anunciado algunos de sus proyectos: un proyecto de energía solar en Angola, una fábrica para producir vacunas en Senegal, un reactor modular en Rumanía y un cable submarino de telecomunicaciones que conectará Singapur con Francia a través de Egipto y del Cuerno de África. A los anteriores tal vez haya que añadirles otro más significativo: el Corredor Trans-Africano que conectará el sur de la República Democrática del Congo y el noroeste de Zambia con los mercados globales a través del puerto angoleño de Lobito. El 9 de septiembre pasado, en los márgenes del acto del PGII, que tuvo lugar durante la Cumbre del G20, la UE y EEUU anunciaron su apoyo al proyecto. La última iniciativa norteamericana, que ha sido una auténtica sorpresa, llegó el pasado octubre en los márgenes de la Cumbre del G20 en Nueva Delhi: IMEC (Corredor India-Oriente Medio-Europa). Los firmantes del acuerdo fueron EEUU, la UE, India, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. El corredor previsto enlazará la India con Europa a través de Oriente Medio. Una ruta marítima conectará los puertos indios de Mumbai y Mundra con los Emiratos Árabes Unidos; un ferrocarril conectará los Emiratos, con Arabia Saudí y Jordania y tendrá su término en el puerto israelí de Haifa, que se conectará con el puerto griego de El Pireo y el puerto italiano de Messina. IMEC comprenderá también un cable eléctrico, un gasoducto para el hidrógeno y un cable de alta velocidad. Justo al mes de haberse lanzado IMEC, la guerra entre Israel y Hamas pone en peligro el futuro del proyecto. Y por último, una referencia a mi actor global favorito, la UE. Otros temas Tags Blue Dot NetworkBuild Back Better WorldChinaEEUUIMECPartenariado para las Infraestructuras e Inversión Globales Comentarios Emilio de Miguel Calabia el 27 nov, 2023