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Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

En medio del mundo (y 4)

Emilio de Miguel Calabia el

Para 2017 la situación en Asia Central había cambiado lo suficiente como para que el Consejo de la UE pidiera a la Alta Representante que elaborase una nueva Estrategia para la región. Había nuevos desarrollos que lo exigían: 1) La geopolítica de la región estaba cambiando como consecuencia de la IFR, de la creación de la UEE y la incipiente rivalidad entre China y Rusia; 2) Primeros pasos de un regionalismo centroasiático, que quedó de manifiesto en la primera Cumbre de líderes de la región, que se celebró en Astaná de marzo de 2018, y el deseo de estos países de jugar un mayor papel regional y global; 3) La aparición del terrorismo yihadista, sobre todo en Tayikistán, aunque los números aún no fuesen alarmantes; 4) Los conflictos fronterizos entre Tayikistán y Kirguistán; 5) Las controversias por el agua que en líneas generales enfrentan a los dos países en la cuenca alta, Tayikistán y Kirguistán, ricos en agua y pobres en energía, y a los restantes tres, ricos en energía y pobres en agua… Todo lo anterior requería una nueva Estrategia, pero además la UE tenía que demostrar que la Estrategia global de 2016 que quería que la UE fuese un actor global por derecho propio, no era papel mojado.

La Estrategia de 2019 tuvo bastante continuidad con la precedente. La Estrategia se fijó tres prioridades: 1) Asociación para la resiliencia; 2) Asociación para la prosperidad y 3) Trabajar juntos mejor. La resiliencia implicaba la mejora de capacidades para hacer frente a los desafíos medioambientales, así como cuestiones de gobernanza (DDHH, Estado de Derecho…). La prosperidad versaba sobre diversificación económica e integración. Trabajar mejor juntos se refería al trabajo entre los países de Asia Central y los EEMM de la UE, incluyendo los parlamentos y la sociedad civil. En general se promovía una visión regional de Asia Central. Lo he resumido, pero cada uno de esos tres objetivos incluía multitud de subapartados.

Antes de considerar si la Estrategia de 2019 dio frutos, pienso que es más interesante hablar de los cambios geopolíticos que conoció la región entre esa fecha y la actualidad. Efectivamente el período 2019-2024 ha comportado transformaciones mucho mayores que el período precedente que se abrió con el inicio de la guerra de Afganistán.

En primer tenemos la Organización de Cooperación de Shanghai, a la que se adhirieron en 2017 la India y Pakistán, Irán en 2023 y Belarus en 2024. Los Estados centroasiáticos no están especialmente entusiasmados con estas ampliaciones. Por un lado han hecho que la OCS pierda su foco en Asia Central. Por otro al unirse a la Organización en 2017 Pakistán y la India trajeron a la misma sus fricciones tradicionales. Habrá que ver la influencia que tendrá sobre la Organización la incorporación de un país tan enfeudado a Rusia como Belarus.

Como quiera que sea, China ha comenzado a desarrollar relaciones de cooperación directas con los Estados de Asia sin pasar por la OCS. En mayo de 2023 se reunió la primera Cumbre de líderes de China y de las cinco repúblicas centroasiáticas y en marzo de este año se estableció un secretariado permanente para coordinar los C5 + China o el Mecanismo China-Asia Central, como prefiere denominarlo China. Durante la Cumbre, China ofreció su asistencia a los países centroasiáticos en los terrenos de la seguridad interior y exterior, dos áreas en las que Rusia era la proveedora tradicional. Esto refleja la crisis de confianza de los Estados de Asia Central con respecto a Rusia tras la invasión de Ucrania en 2022, no sólo por la violación de la legalidad internacional, sino por su fracaso militar en terminar la guerra de manera rápida y victoriosa. La crisis se ha visto agravada por el papel mínimo que Rusia jugó en el conflicto fronterizo entre Tayikistán y Kirguistán de 2022 o por su actitud en el conflicto de Nagorno-karabaj, que ya mencioné.

Otro cambio geopolítico importante ha sido la salida de EEUU de Afganistán y la reinstauración del régimen talibán. El principal temor ha sido que Afganistán pudiera convertirse en un santuario para terroristas yihadistas. Por el momento los talibanes están combatiendo al Estado Islámico de la Provincia de Jorasán (ISKP por sus siglas en inglés) al que ven como una amenaza a su régimen. Otra cosa sucede con el Tehreek-e Taliban Pakistan (TTP) que les rinde pleitesía y con el que tienen relaciones de antaño. Parece que los talibanes le están permitiendo utilizar Afganistán como santuario. Las buenas noticias para Asia Central es que el TTP no parece interesado en operar en otro sitio que no sea Pakistán.

Que los talibanes no se estén dedicando a exportar el terror no implica que sean un vecino fácil. Varios ríos que riegan Pakistán, Irán y varios países centroasiáticos nacen en Afganistán y este país está aprovechando su posición aguas arriba. El ejemplo más conocido es el del canal Oosh Tepa en el norte de Afganistán que desvía aguas del Amu Darya que riega Turkmenistán y Uzbekistán. Aún hay grandes movimientos de población que salen de Afganistán y se dirigen principalmente a Irán y Pakistán. A pesar de que los talibanes han prohibido el cultivo del opio, siguen saliendo opiáceos del país. Lo más probable es que se trate de la exportación de los inventarios que aún quedan. No obstante, ¿mantendrán mucho más tiempo la prohibición los talibanes? Durante su primera etapa en el poder los opiáceos les ayudaron a financiarse y fue la política de erradicación del rentable cultivo del opio la que produjo mucho malestar y desafección de los campesinos durante el régimen de la República Islámica de Afganistán. A todo lo anterior hay que añadir la crisis humanitaria que los talibanes no parecen capaces de solventar sin ayuda exterior.

Un tercer hecho es que Rusia ha pasado a ser vista como un hegemón amenazante y poco de fiar. Ya señalé que la invasión de Ucrania inquietó a estas repúblicas, especialmente a Kazajstán que tiene una larguísima frontera con Rusia. En NNUU estos países suelen abstenerse de votar o votan a favor de Rusia en las resoluciones que la implican. Pero han mostrado sus recelos hacia Rusia de manera más sutiles. Por ejemplo, abriendo sus fronteras a los reclutas rusos que huían de su país para no ser enviados al frente o permitiendo que sus medios informen sobre la guerra de Ucrania de manera más objetiva.

En general, las transformaciones en la situación geopolítica han llevado a las repúblicas centroasiáticas a adoptar una diplomacia multivectorial. Esta diplomacia renovada va acompañada de la constatación de que ahora las grandes potencias las cortejan y de que pueden tener agencia si se lo proponen. Dos factores que coadyuvan a que esta diplomacia sea posible son las riquezas energéticas de la región y su posición central en cualesquiera proyectos que quieran conectar el Extremo Oriente con Europa Occidental sin pasar por Rusia. La diplomacia multivectorial ofrece una oportunidad de oro a la UE para reforzar sus lazos con Asia Central.

De hecho, tras la aprobación de la Estrategia de 2019 las relaciones entre la UE y Asia Central han ido cogiendo carrerilla. Un momento clave fue la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022 que realzó la importancia de la UE para las potencias centroasiáticas. Desde ese año las relaciones políticas entre la UE y Asia Central se han intensificado: Conferencia sobre Conectividad UE-Asia Central acompañada de la Reunión Ministerial UE-Asia Central (Samarkanda, 18-19 de noviembre de 2022); Foro Económico UE-Asia Central (Almaty, 18-19 de mayo de 2023) y los planes para celebrar la primera Cumbre UE-Asia Central…

En octubre de 2023 la UE y Asia Central adoptaron la Hoja de Ruta Conjunta para Profundizar los Lazos entre la UE y Asia Central, que puede verse como una actualización de la Estrategia de 2019. La Hoja de Ruta previó: 1) La intensificación de los diálogos políticos; 2) La mejora de las relaciones económicas, comerciales y de inversión. La cooperación incluirá diálogos sobre el régimen de sanciones, gobernanza económica, conectividad, agricultura sostenible y diversificada, clima de negocios, derechos de la propiedad intelectual, materiales críticos y sostenibilidad social y medioambiental de estas políticas. En general, estas temáticas responden a las temáticas que la UE introduce cada vez más en sus relaciones económicas y comerciales; 3) Colaboración en energía, economía neutra en emisiones conectividad en el marco de Global Gateway y cooperación en el Pacto Verde Europeo; 4) Afrontar los desafíos de seguridad comunes. Incluye actividades tales como formación de capacidades en gestión de fronteras, reducción en la demanda de drogas, contraterrorismo, ciberespacio, mitigación del riesgo del uso de armas nucleares, químicas biológicas y radiológicas y controles sobre el tráfico de bienes de doble uso. Este apartado contiene un párrafo sobre la situación particular de Afganistán y la colaboración para impedir que dicho país se convierta en una fuente de inestabilidad y terrorismo; 5) Refuerzo de los contactos entre sociedades civiles y de la movilidad. Esto incluye los actos culturales, los intercambios en ciencia y educación y el turismo.

Hay dos aspectos de la hoja de ruta sobre los que me gustaría insistir: el Pacto Verde Europeo y la Global Gateway, que son partes muy importantes de la estrategia actual de la UE.

El Pacto Verde Europeo es un paquete de iniciativas, que busca realizar la transición verde, creando una sociedad equitativa y próspera con una economía verde, moderna y competitiva. La UE está asistiendo técnica y financieramente a la transición energética limpia de las repúblicas de Asia Central. Estos países además se han unido al Compromiso Global sobre el Metano, que impulsan la UE y EEUU y que busca reducir las emisiones de metano en al menos un 30% para 2030. Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán se han sumado al Compromiso Global sobre las energías renovables y la eficiencia energética, impulsado por la UE y Emiratos Árabes, que pretende triplicar la capacidad energética de las renovables y duplicar la eficiencia energética para 2030.

Más importante que el Pacto Verde Europeo para que la UE se convierta en un actor geopolítico importante en Asia Central es el Global Gateway. Asia Central necesita muchas infraestructuras y hasta ahora China ha sido con muchísima diferencia su principal proveedor. La UE podría situarse como segundo proveedor aunque, eso sí, a mucha distancia de China. De los proyectos que se encuentran en ciernes destacan el Corredor de Transporte Transcaspiano, que reducirá el tiempo de transporte entre la UE y Asia Central a quince días y para el que la UE aportará 10.000 millones de euros, la iniciativa sobre conectividad digital en Asia Central y el Programa de Transporte Regional, por el que la UE ofrecerá asistencia técnica a proyectos de transporte.

Y aquí dejo esta entrada, con unas pocas ideas básicas: la geopolítica de Asia Central está cambiando, la región es cada vez más importante y existen oportunidades para que la UE se convierta en un socio relevante.

 

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