
Lenin dijo una vez que hay décadas en las que no sucede nada y años en los que suceden décadas. Llevamos una sucesión de años con vocación de décadas. Hará pronto cuatro años que la UE publicó su Estrategia para el Indo-pacífico. ¿Qué tal ha aguantado estos años convulsos?
La Estrategia arrancaba con una descripción somera de los principales datos geoeconómicos sobre el Indo-pacífico, que muestran la importancia de la región: alberga a las tres quintas partes de la población mundial; produce el 60% del PIB mundial; está en la vanguardia de la economía digital; algunas de las principales rutas marítimas mundiales pasan por él (Mar del Sur de China, Estrechos de Malaca, Estrecho de Bab el-Mandeb); representará el 70% del crecimiento de la demanda global de energía para 2030; alberga algunos de los principales núcleos de biodiversidad, tales como el Triángulo de Coral que contiene el 76% de las especies de coral y el Mar del Sur de China, en el que se produce el 12% de las capturas mundiales. La UE tiene un papel mayor del que parece en la región: es el principal inversor y el principal suministrador de cooperación al desarrollo y es uno de los principales socios comerciales de la región. El Indo-pacífico es el segundo mercado principal para las exportaciones europeas y en él se encuentran cuatro de los diez socios comerciales principales de la UE.
La Estrategia da cuenta de la intensa competición geoestratégica en la región y las tensiones provocadas por reivindicaciones territoriales que se solapan. Estas tensiones han provocado un aumento del gasto militar, que en 2019 representaba el 28% del gasto global en defensa. En 2024 la proporción ha sido del 50%. La Estrategia señala como puntos calientes en la región, que pueden incidir en la seguridad y prosperidad europeas, el Mar del Sur de China y el Estrecho de Taiwán. Como amenazas adicionales, menciona el aumento de las amenazas híbridas y de los ciberataques, así como las amenazas que pesan sobre los principios democráticos y los DDHH de parte de los regímenes autoritarios. Otra amenaza es la que pesa sobre los suministros y las cadenas de valor, cuya vulnerabilidad quedó de manifiesto con la crisis del Covid 19. La crisis también dejó de manifiesto la interdependencia entre Europa y el Indo-pacífico.
Si este párrafo se reescribiera en 2025, ¿qué habría que añadir (porque no me parece que haya nada que quitar)? Yo añadiría muchas cosas: la confirmación de la interdependencia entre la seguridad euroatlántica y la indo-pacífico, puesta de manifiesto por la invasión rusa de Ucrania; el uso del acceso a la tecnología como herramienta en la competición geopolítica; el riesgo de que se introduzcan dinámicas de Guerra Fría con la conformación de bloque China-Rusia-Corea del Norte-Irán; nuevos puntos calientes: la Península Coreana y Cachemira; la intensificación de la competencia entre EEUU y China, que ya no se limita al terreno comercial; el papel del minilateralismo, sobre todo en el contexto de la rivalidad China-EEUU.
A continuación pasemos a analizar lo que ha sucedido con cada una de las siete prioridades que fijó la Estrategia:
1) Prosperidad sostenible e inclusiva. Cuando la Estrategia se elaboró existía el temor de que el mundo se desglobalizase y entrásemos en una era de proteccionismo exacerbado. A la UE, en tanto que potencia comercial global, le preocupaba y apostó por los Tratados de Libre Comercio, las cadenas de suministro resilientes y la recuperación económica verde.
¿Qué ha ocurrido desde entonces? A pesar de los analistas, la desglobalización no se ha producido, aunque la globalización sí que se ha frenado. Sencillamente las economías están demasiado interconectadas como para que una desglobalización total sea posible. La formación de bloques económicos antitéticos podría ocurrir, pero limitadamente. Sencillamente dependemos de la producción china en demasiados bienes como para que la formación de un bloque comercial anti-chino fuese posible.
Desde el final del Covid se han puesto de manifiesto las vulnerabilidades de las cadenas de suministros. La pandemia y los confinamientos frenaron el flujo de mercancías a nivel global. Con la recuperación, la demanda se disparó y generó una escasez de contenedores, que ha hecho que los costes de los fletes en 2023 y 2024 se disparasen en un 256%. Las actividades de los huthies en el estrecho de Bab el-Mandeb ha obligado a muchas compañías a utilizar la ruta del Cabo, que añade entre 15 y 20 días extras a los viajes entre Europa y el Indo-pacífico.
Desde que se aprobó la Estrategia se ha firmado un Acuerdo de Libre Comercio con Nueva Zelanda. También se ha firmado con Kenya un Acuerdo de Partenariado Económico, que es el más ambicioso de los firmados con ningún país africano en términos de sostenibilidad. Hay negociaciones en curso para la firma de un ALC con Australia, Indonesia y la India; se han relanzado las negociaciones con Tailandia y Filipinas.
El futuro ALC con la India es especialmente importante. La UE es el principal socio comercial de la India y representa el 12,2% del comercio indio. Para la UE, la India es el noveno socio comercial y representa el 2,2% del comercio de la UE. Tradicionalmente la economía india ha sido proteccionista. De hecho fue el único de los seis socios de ASEAN que no se adhirió al RCEP. Lograr concluir un Acuerdo de Libre Comercio con la India es poner una pica en Flandes.
La UE también ha prestado atención a la cuestión de las cadenas de valor. Su principal iniciativa ha sido la Iniciativa sobre Materias Primas. La Iniciativa busca conseguir un suministro sostenible y justo de materias primas de los mercados globales, un suministro sostenible de materias primas dentro de la UE y la eficiencia mediante el reciclado para conseguir materias primas de segunda mano. Con Australia se firmó un MOU para colaborar en minerales críticos y estratégicos, de los cuales Australia es un gran productor.
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