Emilio de Miguel Calabia el 20 sep, 2019 Lo malo de los imperios coloniales no es que saqueen tus antigüedades y se las lleven a los museos de la metrópoli. Lo realmente malo es que te digan cómo fue tu Historia y lo hagan con aire de suficiencia, porque ellos, con sus métodos científicos, la conocen mejor que tú que la viviste. El historiador birmano Michael A. Aung-Thwin, al que ya he mencionado en este blog (“Cambiando el paradigma de la Historia birmana”), está decidido a romper con el paradigma historiográfico que el imperialismo británico le legó a Birmania. En“The Mists of Ramañña. The Legend that was Lower Burma” refuta el relato tradicional que dice que los mons de la costa fueron los civilizadores de los bamar de Pagan. En “Myanmar in the Fifteenth Century. A Tale of Two Kingdoms” se rebela contra tres ideas: 1) La lectura étnica de la Historia de Birmania, que hace del factor étnico el motor esencial de la misma; 2) La idea de que la Primera Dinastía de Ava (1364-1555), que continuó la tradición estatal de Pagan, hubiera sido una creación de los shan; 3) Que el período de Ava hubiera sido una edad oscura, caracterizada por la fragmentación, las guerras y la decadencia cultural. La historia de Ava remonta a los estertores finales de Pagan. La invasión mongola de 1287, que penetró muy dentro del país, sacó a la luz las fracturas que ya existían en el reino. En esa situación, los hermanos Athinkaya, Yazathingyan y Thihathu, que controlaban la zona de Kyaukse, que era uno de los graneros del país, se proclamaron los salvadores del país contra los mongoles y comenzaron a desafiar la autoridad real. En 1298 atacaron Pagan, depusieron al Rey y colocaron en el Trono, cada vez más débil y desprestigiado, a su hijo. Los hermanos detuvieron la desintegración de Pagan y pusieron las bases de la Primera Dinastía de Ava, pero no pudieron impedir que algunas zonas periféricas se desgajaran, especialmente la región costera en torno a Pegu y a Muttama. Según Aung-Thwin, Arthur Payre, autor en 1883 de la primera gran Historia de Birmania escrita en inglés, hizo una mala lectura de la crónica birmana “Mahayazawingyi” e interpretó que los tres hermanos que salvaron el legado de Pagan eran shan. Desde entonces, la Historia oficial dijo que la Primera Dinastía de Ava fue creada por shan birmanizados. En todo caso, incluso si los tres hermanos hubieran sido de etnia shan, históricamente es poco relevante. Como dice Aung-Thwin, Ava fue un Pagan en miniatura. Esto es, en el fondo es irrelevante que fueran o no shan. Ava continuó los modelos culturales, políticos y religiosos de Pagan y el idioma utilizado fue el birmano. La Primera Dinastía de Ava fue un período agitado, pero tampoco tan caótico y bárbaro como afirma la historiografía tradicional. El sistema político se caracterizaba porque los reyes colocaban al frente de las ciudades a sus parientes y aliados para que las controlasen y extrajesen de ellas los recursos bélicos necesarios para combatir rebeliones o a los reinos vecinos. El sistema se denominaba muy oportunamente “myosa”, que significa “comer la ciudad”. Podemos imaginarnos el concepto que tenían los señores de sus vasallos. El sistema se prestaba a una cierta inestabilidad, que se veía agravada por el hecho de que las reglas de la sucesión dinástica dejaban bastante que desear. Lo más habitual era que el Rey procurase preparar la sucesión en uno de sus hijos, generalmente el mayor. Lo más habitual era que el hermano menor del Rey se sintiese con derecho al Trono y que intentase levantárselo a su sobrino. En este contexto, los “myosa” eran un factor clave, por cuanto podían aliarse bien con una facción, bien con la otra, en función de sus simpatías y antipatías. No obstante lo anterior, el sistema funcionaba de alguna manera y el grado de inestabilidad era tolerable. Ava fue un Pagan en pequeñito, como recuerda repetidamente Aung-Thwin. Continuó las tradiciones de Pagan, pero no alcanzó ni su brillo cultural ni su extensión territorial. El problema de base fueron las numerosas donaciones inalienables y permanentes de tierras que particulares y reyes habían hecho a la Sangha y que suponían que importantes recursos saliesen del circuito económico normal y no pudieran ser gravados. Una muestra de la mayor debilidad de Ava es que no logró conquistar las zonas costeras independizadas que antes habían pertenecido a Pagan. Ello le forzó a convertirse en un reino enclaustrado y agrario, que no pudo beneficiarse plenamente del auge del comercio que comenzó en el siglo XV. En todo caso, Ava no fue la época oscura que describe la historiografía tradicional. No llegó al brillo cultural de Pagan, entre otros motivos porque había menos recursos para patrocinar monumentos, pero fue una época dorada para las letras birmanas. El otro reino al que alude el título del libro, es el reino mon de Hanthawaddy (1287-1552), que controlaba la zona costera la zona costera y primero tuvo su centro en Muttama, antes de trasladarlo a Pegu. En los orígenes del reino confluyeron dos factores: la llegada de inmigrantes mon, que huían de la creciente presión de los pueblos thai de Sukhothai y Lanna, y la decadencia de Pagan. Hanthawaddy alcanzó cierto poderío y fue capaz de resistir exitosamente todos los intentos que hasta comienzos del siglo XV hizo Ava para reconquistarlo; incluso hubo momentos en los que Hanthawaddy realizó raids muy dentro de Ava. Hanthawaddy consiguió cierta prosperidad gracias al creciente comercio marítimo, pero le faltaron cohesión institucional y territorial. Culturalmente no fue original, sino que siguió los modelos heredados de Pagan. El período histórico recogido en el libro termina en 1527, cuando el líder shan Sawlon de Mohnyin conquistó Ava, que durante las siguientes tres décadas estaría en manos shan. Una prueba de que las identidades étnicas contaban menos de lo que decían los historiadores coloniales ingleses, es que uno de los grandes defensores de Ava en el combate final, fue el líder shan Hkonmaing de Onbaung-Hsipaw. Como siempre que escribo sobre temas un poco frikis, me pregunto si habrá habido algún lector que haya llegado hasta aquí. Con que una sola persona se haya leído la entrada, le haya gustado y se haya empezado a interesar por la Historia de Birmania, me daré por satisfecho. 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