Emilio de Miguel Calabia el 19 ene, 2024 Los últimos meses del Sikkim semi-independiente fueron sombríos. Thondup se debatía como una fiera herida. En el fondo debía de saber que todo estaba perdido, pero aún intentaba no sé sabía qué. La calle estaba soliviantada. La Asamblea desprestigiada. Los únicos contentos, además de los indios, eran el Kazi y la Kazini. La India era consciente de que el único obstáculo a la incorporación de Sikkim a la India era el Chogyal. La asistencia de Chogyal a la coronación del rey Birendra de Nepal en febrero de 1975, a pesar del disgusto indio, fue la gota que colmó el vaso. El Kazi, herido en su ego porque hubiera sido el Chogyal quien hubiese asistido a la coronación en representación de Sikkim, lanzó toda la artillería durante su ausencia contra Thondup, cuya mera existencia tachó de anomalía en la nueva situación de Sikkim. Los indios también decidieron en ese momento que ya habían tenido demasiado Chogyal. Fue en ese momento, demasiado tarde ya, que los políticos sikkimeses se dieron cuenta de que necesitaban al Chogyal. Él era el único elemento que daba una identidad separada a Sikkim. El propio Kazi comenzó a ver los peligros de la situación y aceptó mantener un encuentro con Tenzing, el príncipe heredero, que había vuelto al país para asistir a su padre en ese momento de peligro. El Kazi hizo una oferta: que Thondup reconociera las elecciones de 1974, que aceptara que el Congreso Sikkimés debía ser el partido que mandase y que confirmase al Kazi en su puesto actual. A cambio el Kazi aceptaría que Thondup continuase siendo el monarca constitucional con poderes muy limitados. El acuerdo era muy razonable. Apenas supieron los indios lo que se había acordado, – era muy difícil mantener los secretos en Gangtok-, convocaron al Kazi y a la Kazini y les presionaron. Los políticos reaccionaron y suscribieron un documento con unos puntos que hubieran devuelto a Sikkim a la situación de 1950. La India respondió intensificando la presión sobre el Kazi y la Kazini y sobre los políticos que habían suscrito el documento; a unos los amenazaron y a otros los compraron con prebendas. La lección que extrajeron los indios fue que mientras el Chogyal siguiese en Sikkim su control sobre el país no sería completo. El 10 de abril las tropas indias entraron en Sikkim y el Jefe del Ejecutivo indio convocó una sesión de emergencia de la Asamblea y forzó a sus integrantes a firmar dos documentos. El primero abolía la institución del Chogyal y establecía que Sikkim se convertiría en una parte constitutiva de la India. El segundo que habría un referéndum sobre la cuestión cuatro días después. El referéndum fue una farsa. Difícilmente podía haber sido otra cosa. No se respetó el secreto del voto. El 97% de los votantes lo hicieron a favor de la anexión. ¿Seguro? Los siguientes años, hasta su muerte en 1982, Thondup fue una sombra de lo que fue. El Kazi murió desacreditado y lamentando haber servido de instrumento para la incorporación de su país a la India. Thondup fue un personaje de tragedia griega. Su vida fue un gran fracaso. No consiguió su principal objetivo: preservar la independencia de su país. No era tonto, pero le fallaron la astucia política y el manejo de los tiempos. No fue consciente de que cuando eres una hormiga y tu vecino es un elefante, no te puedes permitir ciertas actitudes. Le faltó realismo y le sobró obcecación. Su posición en 1947 era jurídicamente más indefinida que la de Bhutan y la invasión china del Tibet vino a complicar la situación geopolítica de Sikkim. Aun así tenía suficientes bazas en aquellos años como para haberse asegurado una existencia autónoma de la India y, eventualmente, la independencia. Historia Tags Andrew DuffIndiaKazi Lhendup DorjiPalden Thondup NamgyalSikkim Comentarios Emilio de Miguel Calabia el 19 ene, 2024