Emilio de Miguel Calabia el 16 nov, 2024 Myanmar es un país que ha estado en conflicto desde el mismo día de la independencia. El 1 de febrero de 2021 las FFAA dieron un golpe de estado que dio paso a una nueva ronda de conflicto. La diferencia con otros momentos es que la violencia en esta ocasión supera a cualquier otro período de conflicto que haya conocido el país desde la independencia y que por primera vez no cabe descartar una derrota del Ejército birmano, el Tatmadaw. Para entender el conflicto actual es preciso considerar dos elementos: la naturaleza del Tatmadaw y la dinámica centro-periferia. Todo lo que atañe al Tatmadaw es peculilar, empezando por su creación. En el origen está un grupo de activistas independentistas que consideraron que la independencia no se lograría por cauces legales, sino mediante la violencia. Japón se los llevó a Tokyo para formarles y adoctrinarles; fueron los 30 thakines (“thakin” en birmano significa “maestro”. Escogieron ese apelativo para indicar que ellos eran los maestros del país, no los ingleses. ¿Indicaba también el apelativo que consideraban que ellos, la etnia bamar mayoritaria, eran los maestros del país y no las etnias minoratorias? Puede). Los 30 thakines estuvieron en la base del Ejército Independentista Birmano (BIA) que crearon los japoneses para que les ayudasen. Era un Ejército básicamente bamar y durante su corta existencia tuvo algunos choques con la minoría karen. Su líder era el padre de la independencia, Aung San, padre de Aung San Suu Kyi. El BIA mutó luego en el Ejército de la Defensa de Birmania (BDA) y terminó la guerra convertido en el Ejército Nacional de Birmania (BNA) bajo el mando de Newin. En la última fase de la II Guerra Mundial el BNA cambió de bando y terminó luchando del lado de los aliados. ¿Qué lecciones sacó el Tatmadaw de la II Guerra Mundial? Los 30 thakines habían estado muy ideologizados. Entre ellos, aparte del nacionalismo, la ideología imperante era ese tipo de marxismo socialista mal digerido que se puso de moda entre los países colonizados. También el Tatmadaw pudo verse como la institución que dirigió al país hacia la independencia bajo la batuta del muy carismático Aung San. Una última lección es que el Tatmadaw era una institución netamente bamar. Birmania nació a la independencia el 4 de enero de 1948 en unas circunstancias extraordinariamente difíciles. Apenas se declaró la independencia, el poderoso Partido Comunista de Birmania y la Unión Nacional Karen (KNU por sus siglas en inglés) se rebelaron. La situación se vio complicada por la rebelión de varias unidades militares compuestas por soldados de la etnia Karen. El gobierno sobrevivió y las zonas centrales del país recuperaron una cierta estabilidad gracias a la actuación del Ejército, liderado por el general Newin. El episodio dejó dos resultados de largo alcance. El primero fue que en lo sucesivo las FFAA estarían casi exclusivamente compuestas por miembros de la mayoría bamar. El segundo, que el Ejército adquirió la convicción de que sólo él podía salvaguardar la unidad del país. Los años de gobierno democrático fueron extraordinariamente difíciles. Para 1958 la economía había empezado a recuperarse, pero la clase política birmana ya había dado muestras de su peor defecto, la división. El Primer Ministro U Nu en septiembre de 1958 entregó el poder al general Newin, para que estabilizase la situación y crease las condiciones para la celebración de unas elecciones imparciales y competitivas. Los 17 meses de gobierno interino de Newin fueron en general positivos. Estabilizó la situación, fue un buen gestor y creó las condiciones para la celebración de las elecciones del 6 de febrero de 1960. De cara al futuro hubo algunas señales ominosas: el rigor con el que trató a las minorías étnicas y que los militares permearon parte de la Administración y del aparato económico. La lección que el Ejército extrajo fue que los políticos eran unos irresponsables y que sólo el Ejército podía asegurar la estabilidad del país. En el período posterior a las elecciones de 1960 se repitieron los males que habían afligido a la política birmana entre 1948 y 1958. Reaparecieron el faccionalismo y la corrupción. Para el Ejército lo más grave fue la tolerancia de U Nu con las etnias minoritarias. El 2 de marzo de 1962 el Ejército dio un golpe de Estado. Había venido a quedarse. La dictadura militar que siguió y que no terminó hasta 2010 es un episodio del que los birmanos preferirían olvidarse. El Ejército gobernó el país con mano de hierro, gestionó malamente la economía y se insertó en el aparato productivo del país, que se convirtió en una lucrativa fuente de ingresos para los generales. Si uno quería hacer carrera, casi la única alternativa era ingresar en el Ejército o crear vínculos con él. La población ordinaria bamar sufrió lo indecible, pero la peor parte se la llevaron las minorías étnicas. En 1974 el Ejército decidió dotarse de una hoja de parra ideológica que le proporcionase una legitimidad más allá de la fuerza bruta. Fue así como surgieron el Camino Birmano al Socialismo y el Partido del Programa Socialista Birmano (BSPP). El Camino Birmano al Socialismo era un mejunge que tomaba del marxismo, del nacionalismo bamar y hasta del budismo. La función del BSPP era dar una pátina de “civilidad” al gobierno y proporcionar una salida a los militares que se retiraban. El Camino Birmano al Socialismo nunca llegó a funcionar como ideología legitimadora. Era demasiado artificial y confuso. El 30 de agosto de 2003 el entonces primer ministro, el general Khin Nyunt anunció una hoja de ruta de 7 pasos para la transición hacia una “democracia disciplinada”. Nunca estuvo claro a qué se debió la decisión. Las sanciones internacionales no influyeron en ella. Se trató de una decisión puramente endógena. La explicación más plausible que he leído es que no pocos generales entendieron que el aislamiento no les llevaba a ninguna parte y que debían abrirse al mundo controladamente para no quedarse atrás. Los militares elaboraron una Constitución, la de 2008, a su imagen y semejanza. La Constitución de 2008 otorgó a las FFAA un papel de garantes y supervisoras del sistema que las colocaba de hecho por encima de la Constitución. Las provisiones sobre el estado de emergencia otorgaban tales poderes al comandante en jefe de las FFAA, que prácticamente le facultaban para dar un surrealista golpe de estado constitucional. Los militares se reservaron los Ministerios de Interior, Asuntos Fronterizos y Defensa, así como un 25% de los escaños en las dos Cámaras, lo que les otorgaba un derecho de veto fáctico. Historia Tags 30 ThakinesAung SanBirmaniaCamino Birmano al SocialismoConstitución birmana de 2008Khin NyuntMyanmarNewinPartido del Programa Socialista de BirmaniaTatmadawU Nu Comentarios Emilio de Miguel Calabia el 16 nov, 2024