Emilio de Miguel Calabia el 05 mar, 2024 El principal responsable del plan ofensivo en Francia fue Erich von Manstein. La mayor parte de los generales no se esperaba el éxito que obtuvieron. Como máximo esperaban llegar a la lÃnea del Somme, separar a los ejércitos británico y francés y ocupar Bélgica y el norte de Francia. No tenÃan un plan B si la ofensiva fracasaba. Era un punto que no habÃan considerado y cuya resolución dejaban a los responsables polÃticos. Liddell Hart se sorprende de su falta de consideración de la gran estrategia, algo de lo que en cambio Hitler sà disponÃa. Esa miopÃa granestratégica los colocaba en desventaja cuando tenÃan que lidiar con Hitler. Liddell Hart elogia especialmente la trampa que tendieron los alemanes a los Aliados, incitándolos a que penetrasen en Bélgica y luego cortándoles la comunicación con su retaguardia, lo que condujo a la batalla de Dunquerque. La victoria no fue total y una parte sustancial de los soldados atrapados pudo salvarse gracias a la orden incomprensible de Hitler de que los pánzeres se detuvieran en las cercanÃas de Dunquerque. A posteriori, todos los generales condenaron la orden de Hitler. En su dÃa la compartieron. Muchos de ellos tenÃan una visión de las cosas que no se alejaba demasiado de la de Hitlet: la necesidad de salvaguardar las fuerzas mecanizadas para la confrontación definitiva con los franceses en el norte el paÃs. Este error se debió a la creencia de que el Ejército francés era más eficiente de lo que era; no darse cuenta de lo precaria que era la posición aliada; temor a un contraataque aliado. Más allá de los errores de apreciación, la decisión resulta tan incomprensible desde un punto de vista militar, que la versión que ha prevalecido históricamente es que Hitler no presionó porque anhelaba un acuerdo con el Imperio británico y pensó que si no capturaba al Ejército británico en Dunquerque el honor inglés estarÃa a salvo y serÃa más fácil alcanzar el acuerdo. Esta explicación nunca me ha convencido del todo: ¿no hubiera sido mucho más sencillo alcanzar ese acuerdo si hubiese tenido prisionero al Ejército británico? En resumen, en mi opinión, fue una cagada provocada exclusivamente por criterios militares que partÃan de una valoración equivocada de la situación del enemigo. Tras la caÃda de Francia, la Wehrmacht y el pueblo alemán estaban exultantes: habÃan conseguido una grandÃsima victoria y la guerra habÃa acabado. Nadie querÃa, ni estaba preparado psicológicamente para una guerra larga. La impresión generalizada era que ahora que Francia estaba derrotada, todo era cuestión de que Gran Bretaña se rindiese más pronto que tarde. Hitler no tenÃa plan B. Su aspiración era conseguir un acuerdo con los británicos y en las primeras semanas estaba convencido de que ese acuerdo llegarÃa. Supuso un golpe duro para él descubrir que los británicos no querÃan rendirse. También fue un golpe duro para la Wehrmacht. La Werhmacht era un ejército terrestre y no estaba preparado ni material, ni psicológicamente para las operaciones anfibias. Una vez que Francia hubo sido derrotada y el Reino Unido se negó a rendirse, se quedó sin saber cuál era el siguiente paso que deberÃa dar. La Operación León Marino, el desembarco en Inglaterra, aterraba a los generales alemanes que le temÃan a la Royal Navy. Por eso, la afirmación de Göring de que la Luftwaffe podÃa hacerse cargo fue bien acogida por todos, incluidos los que pensaban que Göring era un fanfarrón incompetente. Les habÃa quitado un peso de encima. Lo más obvio entonces hubiera sido una estrategia mediterránea, aprovechando la debilidad británica. Pero Hitler, como Napoleón, no entendÃa bien el poder marino; ambos eran lÃderes continentales. Liddell Hart enumera las oportunidades que dejaron escapar los alemanes y cuya captura no hubiera sido excesivamente difÃcil en el otoño de 1940: Suez y Egipto fueron salvados por la indiferencia de Hitler, al que ni se le pasó por la cabeza atacarlos en ese momento (de este fallo fueron también responsables los generales alemanes, salvo el almirante Raeder, que fue el que abogó con más ahÃnco por una estrategia mediterránea); a Chipre lo salvó lo costosa que fue la captura de Creta para los alemanes; a Gibraltar, la reticencia de Franco a dejar que las tropas alemanas entraran en España para atacarlo; a Malta, la desconfianza de Hitler de la eficacia de la Marina italiana. Historia Tags Adolf HitlerB.H. Liddell HartBatalla de DunquerqueCampaña de Francia 1940Erich von MansteinHermann GöringOperación León Marino Comentarios Emilio de Miguel Calabia el 05 mar, 2024