Emilio de Miguel Calabia el 20 may, 2024 Por cómo terminó, la idea que tenemos en Europa de la Liga de Naciones es la de fracaso. Para Tailandia, en cambio, es la de éxito. Un libro excelente sobre este episodio es el de Stefan Hell, “Siam and the League of Nations: modernization, sovereignty and multilateral diplomacy 1920-1940”. Tailandia sacó un gran provecho de su pertenencia a la Liga. Realzó su imagen internacional y le enseñó mucho sobre la diplomacia multilateral y las relaciones internacionales en Occidente. En la Liga de Naciones Tailandia se centró en aquellos temas técnicos que le interesaban como la medicina tropical, el tráfico de seres humanos o el tráfico de opio. Un logro importante fue la celebración en Bangkok de la Conferencia Internacional del Opio de 1931, de la que salió el Acuerdo de Bangkok para la Supresión del Consumo de Opio en el Extremo Oriente. Se trataba de la primera vez que se celebraba una reunión internacional en una capital asiática y demás se firmaba un acuerdo que llevaba el nombre de la ciudad. Por cierto que resulta irónico que el imperio británico después de haber estado promoviendo el consumo del opio, incluso mediante guerras, ahora lo combatiese. Pero no todo lo que hizo Tailandia en la Liga de Naciones fue igualmente loable. En febrero de 1933 la Liga de Naciones votó sobre el informe que una misión a Manchuria había elaborado. El informe recomendaba la devolución de la soberanía a China, respetando los derechos de Japón. Tailandia optó por abstenerse, de hecho fue la única abstención que se produjo. Tailandia lo justificó, aduciendo su deseo de mantener su neutralidad. En realidad, tras el golpe de estado de 1932 que abolió la Monarquía absoluta, Tailandia se había ido volviendo más y más pro-japonesa. Los golpistas de 1932 estaban imbuidos de nacionalismo y veían el modelo de desarrollo japonés como un ejemplo para su país. Tras ese voto que tal vez fuera un poco sorpresivo, el patrón de voto de Tailandia en los años siguientes fue bastante independiente de los poderes occidentales y reflejó esencialmente los intereses del país. Así Tailandia votó a favor de las sanciones a Italia por la invasión de Etiopía, se abstuvo en el debate sobre la invasión japonesa de China en 1937 y votó a favor de la expulsión de la URSS en 1939 tras la invasión de Finlandia. El golpe de estado que trajo el fin de la Monarquía absoluta introdujo cambios mayores en la política exterior tailandesa. Entre 1932 y 1938 Tailandia tuvo seis Ministros de AAEE. El más relevante fue Pridi Banomyong, que dirigió el Ministerio de 1936 a 1938. Pridi intentó seguir la orientación neutralista y flexible que había sido la tradicional de Tailandia. Su lema era: “Amigos de todos, enemigos de ninguno; una neutralidad estricta sin favoritismos”. Ello no impidió que en estos años Tailandia a menudo jugase a enfrentar a unas potencias con otras, sobre todo a Japón y el Reino Unido en la cuestión de la abrogación de los Tratados desiguales. En 1938 el mariscal Phibulsongkram asumió el poder. Phibulsongkram consideraba que la Italia fascista era su modelo, el Ejército en tanto que institución modernizadora su herramienta y el nacionalismo su credo. Phibulsongkram cambió todo, empezando por el nombre del país que pasó de ser Siam a denominarse Tailandia, “el país de los libres”. El cambio de nombre no fue inocente. Siam había sido una denominación tradicional e inclusiva. Tailandia centraba la atención en la etnia tailandesa y dejaba fuera de la foto a las minorías étnicas. En paralelo surgió el pan-taiismo, el deseo de reunir a todos los pueblos de raigambre tailandesa en una sola nación (evidentemente Tailandia). Esto implicaba muy especialmente a los laosianos y a los shan del este de Birmania. Con Phibulsongkran la aproximación a Japón de la diplomacia tailandesa se acentuó, al tiempo que se producía un alejamiento de Occidente. Tailandia veía en Japón a un hermano asiático que había conseguido desarrollarse y convertirse en gran potencia. Esta admiración iba acompañada del rechazo compartido a un Occidente que les había sojuzgado durante el siglo XIX. El acercamiento entre Japón y Tailandia fue también reforzado por el comercio. Los baratos bienes japoneses no tenían competencia en el mercado tailandés. Es de reseñar que una parte de las élites, -aquéllos próximos a Pridi-, no veía con simpatía la aproximación a un Estado militarista y expansionista como Japón. El acercamiento fue bidireccional. Japón puso toda la carne en el asador para atraerse a Tailandia: envío de misiones económicas y culturales; invitaciones a visitar Japón a miembros de la élite; oferta de paquetes turísticos a precios asequibles; ser el único país que contaba con la presencia de un agregado militar y otro naval residentes en Bangkok; la Prensa japonesa empezó a traer noticias sobre Tailandia, lo que satisfacía el ego de las élites tailandesas que veían cómo un país tan importante les prestaba atención. Historia Tags Conferencia Internacional del Opio 1931JapónLiga de NacionesManchuriaPhibulsongkramPridi BanomyongRelaciones internacionalesStefan HellTailandia Comentarios Emilio de Miguel Calabia el 20 may, 2024