Kissinger tenía un pobre concepto de la Administración en general y del Departamento de Estado en particular. A los diplomáticos les encontraba corporativistas y burocráticos. Arrastraban los pies cuando se les proponía una idea de la que discrepaban y eran todo diligencia cuando se les ordenaba hacer algo con lo que estaban de acuerdo. Eran dados a las filtraciones interesadas a los medios y reacios a todo lo que sonase osado o innovador. Nixon compartía muchas de estas opiniones, lo que hacía que generalmente ambos puenteasen al Secretario de Estado William Rogers, ocultándole información y manteniéndole alejado de donde se cocían las cosas. “Casualmente” cada vez que Nixon tenía que hacer un gran anuncio de política exterior, Rogers se encontraba de gira en las Chimbambas. Resulta curioso que ese rechazo a los diplomáticos tradicionales y esa querencia por la diplomacia heterodoxa ambos la compartiesen con Adolf Hitler y Joachim Ribbentrop.
Siempre he respetado la inteligencia de Kissinger, que era superior. Pero la lectura de sus memorias me hace considerarlo una persona discutible (casi he escrito una persona mala). Es ególatra y no duda en pisar los callos que haya que pisar para llegar adónde quiere. Sus acciones son amorales. No se plantea conflictos éticos. Si algo ayuda a la estatura internacional de EEUU, entonces es bueno. Es un pragmático y marrullero y un buen manipulador.
Termino con una anécdota suya que leí hace tiempo: una periodista le preguntó si no sentía no poder llegar a ser presidente de los EEUU, ya que la Constitución dice que los nacidos en el extranjero (Kissinger había nacido en Alemania y sus padres fueron a EEUU huyendo de los nazis) no pueden ocupar la presidencia. Kissinger reflexionó un momento y dijo: “Bueno, la Constitución no dice nada de ser emperador”.
Y otra anécdota y ahora va de verdad que termino: alguien preguntó a su hermano que era médico, cómo es que si ambos habían llegado a EEUU al mismo tiempo y se habían criado allí, él hablaba inglés sin acento, mientras que Kissinger siempre conservó un cierto acento alemán. La respuesta del hermano fue: “Es que yo soy el Kissinger que escucha.”
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