ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

Cristiandad (y 4)

Emilio de Miguel Calabia el

El Papado se benefició mucho de su alianza con el imperio carolingio que aumentó considerablemente sus bienes. Pero en un primer momento eso no se tradujo en un aumento de su influencia política. Las conversiones de Europa central y septentrional a partir del siglo IX aumentaron la capacidad de influencia del Pontífice. A los reyes recién convertidos les resultaba más conveniente depender del Papa a efectos administrativos y políticos (creación de arzobispados y determinación de los obispados que les estaban sujetos, pedir auxilio al Papa en caso de amenaza de un vecino más potente…) que depender de un vecino cristiano más poderoso. También los papas comenzaron a mediar en casos de disputas entre obispos, asuntos que antes habían gestionado los reyes. Esto fue favorecido por los propios obispos, que encontraron más cómodo someterse a la disciplina de un Papa lejano que no a la de un rey que estaba a pocos kilómetros.

El punto de inflexión en la creación de un poder papal autónomo llegó con el Concordato de Worms del 23 de septiembre de 1122 por el que se acordó que los reyes y emperadores seguirían interviniendo en la investidura de los obispos, pero que sería una intervención puramente simbólica y limitada al terreno de la autoridad política; en lo sucesivo ya no entregarían el anillo y el báculo. Aunque siguieron influyendo en los nombramientos de obispos, se hizo más habitual que consultaran sus decisiones con Roma, para obtener su visto bueno. Un desarrollo paralelo fue el desarrollo del derecho canónico que otorgaría autoridad jurídica a los Papas.

El punto de llegada de este larguísimo proceso por el que el cristianismo se convirtió en la religión de Europa Occidental y el Papado en la suprema autoridad espiritual fue para Heather el 11 de noviembre de 1215, cuando dio comienzo el IV Concilio lateranense. El Papa había consolidado su autoridad de manera que no dependía de ningún emperador para convocar un concilio. El concilio se centró en la corrupción del clero. Prácticas como el matrimonio clerical y la simonía fueron atacadas. Se buscaba un clero más santo, pero también más controlado por el Papa. El Concilio también definió lo que debían hacer los buenos cristianos y estableció la doctrina de los siete sacramentos. Otra novedad fue la asignación de un carácter sacramental al matrimonio. En lo sucesivo, los sacerdotes estarían mucho más involucrados en la vida de los feligreses.

Aquí llego al final de esta entrada con el mismo alivio que sentí cuando terminó el libro. El libro se lee con interés en algunas partes y en otras cansa. Heather tiende a repetirse y a ser muy prolijo en algunos temas, mientras que sobrevuela otros con gran ligereza. Hay bastantes temas que no desarrolló lo suficiente, lo que tiene delito en un libro de 800 páginas: la herejía monofisita, el cisma entre Oriente y Occidente… Otra cosa un tanto irritante es la tendencia de Heather a utilizar casos particulares para ilustrar ejemplos generales. Un ejemplo es el espacio que dedica a hablar de los mártires del Monasterio de Tabana, que incluso él mismo reconoce que fue una excepción, a la hora de hablar de los cristianos sometidos al poder musulmán.

En resumen, un libro interesante, aunque incompleto, y al que hubiera debido quitarle 400 páginas.

 

Historia

Tags

Emilio de Miguel Calabia el

Entradas más recientes