Emilio de Miguel Calabia el 03 feb, 2020 El 16 de marzo el Parlamento convocó al Jefe de la Policía Nacional, Oum Mannorine, que era cuñado de Sihanouk, y al General Sosthene Fernandez, que era el Secretario de Estado para la Seguridad Nacional, para que respondieran a algunas preguntas sobre la corrupción. Que ambos fueran convocados, indicaba cuán bajo había caído la influencia de Sihanouk. Mammorine, temiéndose lo peor, intentó dar un golpe de estado improvisado esa misma noche con la Policía, que fracasó miserablemente. El General Fernandez, que tenía un pie en cada campo, logró congraciarse con Lon Nol y seguir haciendo carrera. No está del todo claro lo que ocurrió en la madrugada del 17 al 18 de marzo, durante la que Sirik Matak y Lon Nol conferenciaron por intermedio de Lon Non. Parece que fue Sirik Matak quien forzó la mano de Lon Nol para que aceptase que tenían que darle la patada a Sihanouk. Lon Nol habría preferido quitarle simplemente algunos de sus poderes y forzarle a adoptar posiciones más anticomunistas. Parece que al final lo que más pesó sobre su ánimo fue el temor a la reacción de Sihanouk si volvía al país. El 18 de marzo ambas cámaras del Parlamento se reunieron conjuntamente. Decretaron la suspensión de varios derechos políticos por la situación de “estado de peligro” y a continuación comenzaron a debatir sobre el comportamiento nefasto de la familia Norodom. Tras el debate, retiraron la confianza a Sihanouk en tanto de Jefe de Estado. El Presidente de la Asamblea Nacional, Cheng Heng, fue declarado Jefe de Estado ad interim. Sihanouk se enteró de que ya no era Jefe de Estado de Camboya en Moscú, poco antes de embarcar rumbo a Pekin. La primera reacción de Sihanouk fue de depresión y de incertidumbre. Consideró pedir asilo político a la Embajada de Francia. Parece que fue el Ministro chino de AAEE, Zhou Enlai, quien le convenció para que plantase batalla. Por una vez, el gran manipulador que era Sihanouk fue manipulado. A los chinos les interesaba tener un peón en el tablero camboyano que dependiese de ellos y no de los norvietnamitas. Además de que el apoyo de Sihanouk podía convertirse en un arma muy poderosa para los khmeres rojos en su lucha contra el Gobierno. El 23 de marzo Sihanouk emitió por radio una declaración en la que propuso la formación de un Gobierno de Unión Nacional, un Ejército de Liberación Nacional y un Frente Unido Nacional de Kampuchea y pidió al pueblo que desobedeciese al Gobierno de Lon Nol y comenzase una guerra de guerrillas. Sihanouk había caído completamente en la trampa de los chinos, movido por su vanidad herida. Su llamamiento causó cierto impacto sobre la población rural entre la que seguía siendo muy popular y sobre algunos elementos de las FARK. Los khmeres rojos se vieron fortalecidos en el este del país, especialmente en las provincias de Kratie y Mondolkiri. Por su parte, los norvietnamitas sintieron que ya no necesitaban actuar con contención en Camboya y que en su interés estaba evitar que el nuevo régimen se consolidara y pudiera servir de plataforma a EEUU en la Guerra de Vietnam. A finales de marzo, los ataques comunistas, principalmente a cargo de fuerzas norvietnamitas, empezaron a menudear. El régimen de Lon Nol reaccionó pidiendo voluntarios. Se les daba un entrenamiento somero, a veces tan sólo de 24 horas, se les armaba y se les enviaba al frente. En un ejercicio de voluntarismo que luego repetirían los khmeres rojos con los mismos resultados desastrosos, el Gobierno estaba convencido de que con su determinación y su valor podrían frenar a unas fuerzas experimentadas y bien preparadas. Lo único que consiguieron fueron varios miles de muertes inútiles entre esos voluntarios. La frustración y la ira causadas por todas esas muertes inútiles acabó llevando a la búsqueda de chivos expiatorios y quiénes mejor que la minoría vietnamita que vivía en el país. Desde finales de abril tuvieron lugar masacres horribles de vietnamitas. 190.000 escaparon a Vietnam del Sur. Más allá de la tragedia humana, las consecuencias fueron desastrosas para el régimen: habían perdido mano de obra que era muy necesaria; se habían indispuesto con el régimen de Saigón, cuya asistencia militar necesitaban; a nivel internacional perdieron todas las simpatías. En abril-junio tropas norteamericanas y survietnamitas entraron en el este de Camboya para frenar a los comunistas. Puede que los frenaran, pero en el proceso lo que consiguieron fue que se desplazaran a otras zonas más centrales del país para presionar a las FANK (nueva denominación de las FFAA camboyanas, que perdieron la “R” de “reales” y la cambiaron por la “N” de “nacionales”). Mientras todos esos desastres militares ocurrían en provincias, en Phnom Penh proseguía la política tumultuosa y sectaria habitual, como si no hubiese una guerra a dos pasos. El régimen hizo un esfuerzo, bastante exitoso, por atraerse a los disidentes que habían huido del país durante los años de Sihanouk, al tiempo que apaleaban un día sí y otro también a los miembros de la familia Norodom y a sus allegados. El 5 de julio Norodom Sihanouk fue condenado a muerte in absentia y su mujer, Monique, a cadena perpétua, también in absentia. Entretanto, entre bastidores, Lon Nol y Sirik Matak competían por ver quién se convertiría en el hombre fuerte del régimen. Una de las controversias en esta competición era si mantener la Monarquía o proclamar la República. A comienzos de septiembre, después de haber recibido armas y entrenamiento norteamericano, Lon Nol lanzó la operación Chenla I. El objetivo militar era abrir la carretera 6 que enlazaba Phnom Penh con la capital provincial de Khompong Thom, en el centro del país, que estaba asediada por los khmeres rojos y sólo había podido mantenerse gracias al apoyo aéreo norteamericano. La operación también debía servir a determinados fines políticos: mostrar al mundo que el régimen camboyano podía hacer frente a la amenaza comunista; devolver la confianza a las FANK; y reforzar la posición de Lon Nol. La operación logró sólo parte de sus objetivos, limpiando unos pocos kilómetros de la carretera, pero más por incomparecencia del adversario, que sólo ofreció una oposición mitigada, que por méritos propios. Lon Nol cantó victoria, que era de lo que se trataba. Lo malo es que se lo creyó y comenzó a preparar una continuación más ambiciosa de la ofensiva para 1971. 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