Ludmila Vinogradoff el 06 nov, 2010 Embajador Isais Rodríguez Nunca antes en los últimos 50 años las relaciones entre España y Venezuela han estado tan tensas y conflictivas como ahora. Las fricciones ocurren día a día y no sabemos mañana qué nuevo episodio va a producirse. Eso es lo malo, que nadie da la cara ni tiene una solución en la mano. El último incidente lo protagonizó hoy sábado en la Terminal Uno del aeropuerto de Madrid, el embajador venezolano, Isaías Rodríguez, quien se quejó de la supuesta hostilidad con que lo trataron las autoridades inmigratorias españolas en el momento de viajar desde Caracas. La queja del diplomático venezolano, de haber sido “maltratado de forma verbal” y de que un agente le gritó “apártese” fue inmediatamente respondida. Los funcionarios del madrileño Barajas dieron disculpas. Y es que el embajador Rodríguez ya debe saber que los españoles “hablan rudo y golpeado”, lo cual no debe sorprenderlo ni calificarlo de hostilidad. Tras identificarse y protestar por este trato, el diplomático afirma que “le retuvieron el pasaporte indebidamente durante quince minutos”. Por su lado la Confederación Española de Policía, CEP, ha rechazado las acusaciones del embajador de Venezuela, diciendo que “es un buen ejemplo de cómo enturbiar las relaciones diplomáticas entre España y Venezuela”. Rodríguez “no se identificó como el máximo responsable de la legación diplomática venezolana hasta el último momento, ha protagonizado una situación incómoda para el resto de los ciudadanos que transitaban por el control de documentación, retrasando este trámite y, por último, elevando el tono de voz mientras se identificaba verbalmente como embajador. No es la primera vez que lo hace”, dice la policía española. Desde hace más de un año los viajeros entre Madrid y Caracas deben sufrir toda clase de calamidades y retrasos en sus vuelos por lo mal que van las relaciones entre sus gobiernos. Siempre hay una excusa para retrasar los vuelos, bien por el chequeo de las valijas por el narcotráfico o terrorismo, o simplemente porque no le cae bien a la cara larga del policía de turno. Profundo malestar Las fricciones entre Madrid y Caracas han llegado al extremo de provocar un “profundo malestar” a la cancillería española por las acusaciones “inaceptables e injustificables” de la nota de la cancillería caraqueña en la que consideraba “una demostración de cobardía política” que España “intente endosar” al gobierno de Chávez el fracaso en la lucha contra la ETA. Esta fue la gota que rebasó el vaso. Alfredo Pérez Rubalcaba lo dijo. Dos días después la nueva canciller española, Trinidad Jiménez, declaró que en Venezuela no había presos políticos, lo cual indignó a la oposición. Nunca antes, el gobierno de España había tenido a todos los venezolanos en su contra. Por un lado el sector radical del chavismo que defiende al etarra Arturo Cubillas, funcionario del Instituto Nacional de Tierras, INTI, adscrito al Ministerio de Agricultura y Tierras. Y por el otro a toda la oposición. Para los analistas internacionales, la ministro española Jimenez “ha hecho un gran favor a Chávez, diciendo que aquí no hay presos políticos”. Pero 27 de los 60 presos políticos en el país han sacado una carta rechazando las declaraciones de la nueva canciller de España. Y por si fuera poco, la Mesa de la Unidad Democrática, MUD también ha repudiado las declaraciones de Jimenez, pidiendo rectificación si ha sido por desinformación. Pero la ministra Jimenez no da puntada sin coser. Sus declaraciones, que valen oro, han causado indignación entre los opositores, aunque no se descarta la hipótesis de que lo haya dicho para motivar a Chávez para que entregue a Cubillas. Le guste o no, el etarra Cubillas se ha convertido en todo un factor de negociación entre dos gobiernos. El ha querido implicar al presidente Chávez en su caso pero el mandatario ya lo ha dicho de que se ha casado sólo con la “revolución” y con nadie más. Según la hipótesis de los analistas, la declaración de Trinidad Jimenez busca convencer a Chávez para que extradite a Cubillas para pagarle el favor de que supuestamente “no hay presos políticos” y también para demostrar de que está colaborando con España en la lucha contra el terrorismo. Lo que no encaja en la hipótesis de negociación es la respuesta que ha dado la cancillería caraqueña, de criticar al gobierno de España tras certificar de que no hay presos políticos en Venezuela. Es cuestión de voluntad presidencial, o de un pacto de gobierno a gobierno, para resolver este enredo diplomático y acabar con la pelea entre venezolanos y españoles. Otros temaspolítica Tags caracaschávezcubillasetarramadridtensión Comentarios Ludmila Vinogradoff el 06 nov, 2010