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Blogs El bochinche venezolano por Ludmila Vinogradoff

La pesadilla chavista de María Corina

Ludmila Vinogradoff el

Quien la conoció hace unos 20 o 15 años atrás, incluso cuando María Corina Machado como diputada le reclamaba en su cara a Hugo Chávez, el expresidente fallecido, que “la expropiación era robar”, no se la imaginan ahora como la flamante candidata que puede ganar la Presidencia de Venezuela en el 2024, y por ello la pesadilla de los chavistas.

María Corina Machado

Para el común de los venezolanos la posibilidad de que una mujer alcance la categoría de ser la jefe de Estado no tiene parangón ni antecedentes en la historia republicana de un país donde el machismo domina pese a que más del 60% de los hogares está sostenido económicamente por la madre o la abuela con un sueldo miserable de 4 dólares mensuales.

Por esa miseria una cuarta parte de la población ha abandonado Venezuela, y es el país con mayor migración en el occidente y en la región con 7,7 millones de migrantes, según cifras de la ONU.

María Corina Machado, de 55 años, arrasó con el 92% de la votación en las primarias del 22 de octubre y eso se lo ganó a pulso, recorriendo durante un año los rincones geográficos del país por tierra solamente porque por aire en avión el régimen chavista se lo tenía prohibido.

Y por tierra tampoco fue fácil recorrer casi un millón de kilómetros territoriales por la escasez de gasolina para los vehículos como es la tragedia de tener las mayores reservas de hidrocarburos y la más grande refinería del mundo y no poder usarlas por la ineptitud del gobierno chavista, y no por las sanciones de EEUU porque la industria petrolera nacional ya estaba tocada por la corrupción corrosiva,  sino por la incapacidad de los chavistas para ponerla a producir como antes de 3.3 millones de barriles diarios a solo 700 barriles.

Pero además de la escasez del combustible para el transporte -es común ver en los autos envases de 20 litros  para repostar- el régimen de Maduro puso alcabalas en las carreteras para impedir el paso de la caravana de la precandidata de las primarias de la oposición.  Y para sortear los bloqueos terrestres veíamos a la pre candidata enfrentándose a los efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, caminando a pie para seguir su rumbo por los caminos verdes.

 

Pero ahí no termina el rosario de obstáculos que tuvo que enfrentar María Corina para llegar a ser la candidata presidencial. Para ingresar a muchos de los 23 estados que están dominados por chavistas y prohibidos para los opositores, la aspirante tuvo que sortear las alcabalas entrando en burro y caballo para llegarle a la población.

Tal vez el régimen chavista subestimó la capacidad de María Corina para llegarle al corazón de los venezolanos que ahora la ven como la esperanza del cambio. El régimen se conformó con la antipatía que le tenían los partidos opositores del G-3, integrado por Primero Justicia, Acción Democrática y El Nuevo Tiempo. Voluntad Popular de Leopoldo López al final la apoyó. Con los partidos de la oposición funcionó a medias y la candidata de la unidad se impuso al asumir la jefatura del comando de campaña de la oposición de cara a las presidenciales del 2024.

El 22 de octubre de 2023, una fecha histórica para los venezolanos, salieron votos de entre las piedras o urnas tanto dentro como fuera de Venezuela. Unas 2,5 millones de personas votaron para elegir a la candidata que los represente en las presidenciales del próximo año, lo que cambiará el rumbo del país después de 24 años de dictadura.

Tabla de planchar votando en las primarias

Las internas de la oposición fue una campaña hecha con las uñas. Todos los 13 candidatos que participaron en la contienda se arruinaron con los costos del proceso. Los mayores colaboradores y financistas fueron los electores que con su generosidad lograron poner en marcha la votación. Todos colaboraron con llevar sus mesas y sillas y cuando faltaron otros llevaron hasta una tabla de planchar. Cientos de electores se quedaron sin votar porque faltó material impreso. Otros fotocopiaron las boletas de los candidatos cuando escaseó el material.  Nunca se había visto tal colaboración y participación masiva y entusiasta en un proceso electoral.

Las cartas están echadas para el 2024. Y todas las encuestas, hasta de los videntes y las cartas de carot, vaticinan que María Corina ganará las presidenciales con más del 70% de los votos, según la firma de Meganálisis donde más del 81% afirma que no votará por Maduro.

La candidata opositora electa también es la favorita de gran parte de la comunidad internacional y de la región de América Latina, con cuyos mandatarios ha conversado. Sus antecedentes en la región evocan la figura de Violeta Barrios de Chamorro que ganó la presidencia de Nicaragua donde ejerció entre 1990 a 1997. Más allá está la figura de la birmanesa Aung San Suu Kyi que durante más de 30 años ha luchado para sacar a la junta militar de Myanmar.

María Corina es un libro abierto, donde se destaca por su firmeza, contundencia y coherencia. No hay nada oculto en su conducta y planes. Es una política liberal clara y predecible que no se llama a engaños y tampoco le gusta que la engañen.

Ahora se enfrenta a la inhabilitación arbitraria e injusta administrativa y política que le impuso el régimen. Y a la anulación de las primarias por parte de la Sala Electoral del Supremo Tribunal. Ambas medidas para sacarla del juego son “irritas e inexistentes” pero existen en manos de los chavistas, que son una minoría que joden y cualgan de un hilo. Esto demuestra que María Corina no solo es la pesadilla del régimen sino que los tiene locos.

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