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Blogs El bochinche venezolano por Ludmila Vinogradoff

Los ‘suicidios’ inducidos del chavismo

Ludmila Vinogradoff el

Con el presunto ‘suicidio’ del chavista Leoner Azuaje, de 39 años, presidente de Cartones de Venezuela desde hace más de un año, quien muere en extrañas circunstancias cuatro días después de haber sido detenido por estar involucrado en corrupción, destapa las oscuras muertes políticas que le precedieron.

Leoner Azuaje

Nadie en Venezuela se cree, que un joven sano deportista casado con hijos, 100%  chavista entregado al régimen se haya quitado la vida, así no más, sin que lo hayan doblegado hasta el último aliento de su vida.

El funcionario Azuaje es el número 11 de los venezolanos que mueren en situaciones misteriosas, estando bajo la custodia de las autoridades carcelarias, no obstante a que el régimen de Nicolás Maduro achaca estas muertes a las condiciones físicas de los propios detenidos para  justificar los decesos.

Entre los políticos opositores que han fallecido tras las rejas en los últimos 10 años tenemos a Rodolfo González, Carlos García, Rafael Arreaza, Capitán Rafael Acosta Arevalo, Nelson Martínez, el concejal Fernando Albán, Pedro Santana, Salvador Franco, Gabriel Medina, el general Raúl Baduel,  y ahora el chavista Leoner Azuaje.

Los 10 presos politicos muertos

El fiscal Tarek William Saab no ha podido sostener firmemente la tesis del suicidio de Azuaje, siendo este hombre un chavista 100%, que gozaba de buena salud y manejaba la bicicleta tres veces a la semana. Además había prometido aumentar la producción de los cartones para beneficio del Estado chavista, según registran sus últimos mensajes en las redes sociales.

En su cuenta de twitter, Saab señala que “la autopsia dio como resultado” que Leoner Azuaje Urrea, de 39 años y uno de los 61 detenidos en operativos anticorrupción en el país caribeño durante las últimas semanas, “muere por asfixia mecánica”, publicó.

Sin embargo, las fotografías del muerto dejan dudas de que se haya suicidado o lo hayan  inducido al suicidio como ha ocurrido con los 10 presos opositores anteriores.

“Experticias hechas por la Unidad Criminalística del Ministerio Público” determinaron que Azuaje Urrea usó “sábanas para ahorcarse” en su sitio de reclusión en la sede del servicio de inteligencia en Caracas, agregó el fiscal.

El fiscal Tarek se ha mostrado dibutativo en su presentación hasta trastabillarse y poner dudas a su explicación de la muerte de Azuaje.

Pero en la imagen forense del cuello de Azuaje  aparecen señales de un cable que le cercena la zona, lo que posiblemente le haya cortado la respiración.

Azuaje fue presentado ante un tribunal la madrugada del miércoles por acusaciones de corrupción en la estatal Cartones de Venezuela, en operativos por ilícitos iniciados el mes pasado.

“También se hallaron varias cartas dirigidas a su familia haciendo mención de la decisión por él tomada de atentar contra su vida”, añadió Saab, quien aseguró que una entrevista con un psicólogo tratante del exfuncionario corroboró que “trastornos y signos de ataque de ansiedad”.

La esposa de Azuaje, Claudia Pimentel, desmintió al fiscal y pidió “protección” para su familia a las autoridades locales y a los gobiernos de Perú y España.

“Exijo la protección de la Fiscalía (…) y exijo la protección del gobierno peruano, porque yo soy peruana sin doble nacionalidad, mis hijas también lo son, y exijo además la protección de la embajada española para mi cuñada y mi suegra”, de doble nacionalidad venezolano-española, dice la mujer en un video difundido por redes sociales.

Una de las principales organizaciones de derechos humanos en Venezuela, Provea, pidió el jueves una “investigación independiente”.

Entre Rusia y Venezuela podemos decir que los presos políticos venezolanos mueren de asfixia, golpes bajos, tortura, lanzados desde un piso alto, una muerte inducida, que luego aparecen con la etiqueta de “suicidios” mientras que en Rusia añaden el veneno, una muerte lenta y sin rastros forenses, para liquidar a los enemigos del régimen o para que los funcionarios disidentes y oligarcas no hablen más de la cuenta.

 

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