Hay besos que matan. Y los que se dieron Pedro Sánchez, el presidente del gobierno español, y Delcy Rodríguez, la vicepresidente venezolana, provocaron un tortuoso y áspero conflicto no solo entre España y Venezuela sino en el viejo continente europeo por saltarse las prohibiciones existentes.
Y es que la venezolana Delcy Rodríguez tiene prohibición de entrada a la Unión Europea (UE) desde 2018 por violar los derechos humanos en su país pero parece que se burla de la restricción, de manera reiterativa, con la complacencia y complicidad de las autoridades españolas.
Y lo que nadie entiende es que Pedro Sánchez haya saludado a la sancionada vicepresidente de forma cariñosa y efusiva con dos besos en la III Cumbre de la EU y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe, Celac, celebrada en Bruselas esta semana, que el candidato presidenciable Alberto Nuñez Feijóo calificó de “vergüenza” por haber “pisoteado la imagen de España”.
La cumbre de las dos organizaciones regionales no produjo los resultados esperados para la democratización y el respeto de los derechos humanos en América Latina, es decir, fue un fracaso después de ocho años de haberse realizado su penúltimo encuentro. La Celac fue creada por Fidel Castro y Hugo Chávez con el financiamiento de Venezuela.
Vista la inutilidad de la III cumbre UE-Celac, entonces todos se preguntan para qué se convocó y a quién benefició el encuentro porque los besos de Sánchez y Delcy se tragaron el protagonismo del evento, causando indignación en ambas orillas del Atlántico.
Es probable que Sánchez haya calculado que saludando con besos a la sancionada chavista podía mostrar agradecimiento por los favores recibidos pero también complicidad inconfesable en la relación entre los dos gobiernos, especialmente por el estrecho vínculo que mantiene José Luis Rodríguez Zapatero con el régimen venezolano.
Su agradecimiento a los chavistas también podría tener algún fin electoral con los nacionalizados. Pero es que los hijos y nietos de los emigrantes en Venezuela apenas aportaron 8.500 votos, que representan un incremento de 7,2% más que el 0,6% obtenido en la última elección de 2019. Todavía no se sabe por quienes votaron en el exterior.
Y en cuanto a la vicepresidente no hay dudas que buscaba lavarle la cara al cuestionado gobierno de Nicolás Maduro. Delcy Rodríguez se ha caracterizado por imponer su voluntad contra viento y marea. Tiene varios antecedentes por contravenir las leyes. Y todavía pide que le levanten las sanciones.
En diciembre del 2016, siendo canciller Delcy no logró entrar a la reunión de Mercosur celebrada en Montevideo por no cumplir con los derechos humanos pero fue noticia al protagonizar un asalto espectacular al evento. Pese al veto, intentó entrar a la sala de reuniones saltando por la ventana. El personal de seguridad la sacó a rastras.
En febrero del 2020 la chavista se presentó con 40 maletas en el aeropuerto madrileño de Barajas y se reunió con el ex ministro de Transporte, José Luis Ábalos, en franca violación de la prohibición que pesaba sobre sus hombros. Las maletas contenían dinero y una “documentación sensible” confidenciales de España.
Pese a los antecedentes de la vicepresidente chavista Pedro Sánchez debe tener muchas razones para saludarla cariñosamente.
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