La cúrcuma es un conocido colorante alimentario que viene del rizoma de la planta «Curcuma longa». Se utiliza comúnmente en la industria alimentaria porque ayuda a realzar la intensidad del color de los alimentos. Además, es muy usada en las culturas orientales como componente de currys y otras mezclas de especias.
En los alimentos lo puedes encontrar como aditivo con el código E-100i.
Esta raíz de color anaranjado esconde en su composición un grupo de compuestos que le confieren unas propiedades excepcionales que no debes pasar por alto. De hecho, cada vez son más numerosos los artículos científicos e investigaciones que se centran en las propiedades de la cúcuma, pasando a ser una de las especies que más curiosidad nos despierta.
Si investigas en internet puedes encontrar millones de artículos que aseguran que:
- Es antiinflamatoria.
- Es anticancerígena.
- Tiene efectos contra enfermedades hepáticas.
- Mejora la diabetes.
- Previene las cataratas.
- Reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Previene enfermedades neurodegenerativas.
- Artritis.
- Entre otros beneficios como mejorar el acné o «frenar» la calvicie.
- Mejorar la disfunción eréctil.
Pero… ¿son ciertas todas ellas?
Lo primero que debemos hacer es pensar que cuando leemos las propiedades de la cúrcuma realmente estos estudios se están refiriendo a las propiedades de la curcumina (polifenol) , que es un componente presente en la misma.
Y sí, podemos decir que el consumo de curcumina ofrece beneficios para la salud general.
Sin embargo, la cúrcuma tiene una baja solubilidad y es por eso que es muy complicado que llegue al torrente sanguíneo. Por lo que hoy en día se está estudiando la posibilidad de administrarla vía intravenosa para aumentar su biodisponibilidad y eliminar los efectos indeseables que pueden tener a nivel gastrointestinal las dosis de acción indicadas (dosis elevadas pueden causar daños en el estómago).
Además debemos tener en cuenta que existe una brecha entre los resultados de los estudios «in vitro» y los estudios «in vivo». No todo lo estudiado en el laboratorio en condiciones controladas sucede luego cuando se aplica «in vivo».
Recientemente se ha descrito en un artículo de la revista Nature que la curcumina ofrece resultados engañosos en los estudios sobre su eficacia. En las pruebas que se hacen habitualmente para determinar que un fármaco se ha fijado en una proteína (es eficaz) parece mostrar esa actividad cuando realmente no la presenta (por su fluorescencia natural).
Las investigaciones sobre la cúrcuma siguen su curso y poco a poco vamos conociendo más de sus propiedades. No se puede afirmar que son ciertos todos los beneficios que se le atribuyen a la cúrcuma pero sí sabemos que es beneficiosa para la salud. Yo me quedo con esto y quedamos a la espera de nuevas conclusiones.
Mientras, piensa que ningún tratamiento farmacológico que haya sido pautado por tu médico puede ser sustituido por la cúrcuma.
Cualquier principio activo (sea medicamento o fitoterapia) que vayas a tomar pregunta siempre a un profesional de la salud, no lo hagas por tu cuenta ni porque te lo ha dicho tu compañera de trabajo, vecina, prima…
Por último me gustaría destacar que de nada nos va a servir consumir un alimento por muy maravilloso que sea si no lo hacemos en el marco de un estilo de vida saludable. Es decir, un alimento concreto tendrá efecto beneficioso palpable en aquellas personas que practiquen ejercicio físico diario, estén alejadas de malos hábitos como el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias tóxicas y que tengan una alimentación saludable en general.
Y como no … la próxima receta semanal llevará un ingrediente clave, ¿lo adivinas?
Elisa Escorihuela Navarro
Dietista Nutricionista – Farmacéutica
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