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Blogs French 75 por Salvador Sostres

Alguna cosa

Salvador Sostres el

Ada Colau ha explicado que hace unas semanas sufrió acoso sexual. La escena tuvo lugar en el contexto de un “encuentro con personas del mundo judicial, de alta carrera” y “ámbito progresista”. “Con el alcohol, dos hombres se hicieron los simpáticos, me preguntaron si tenía novio y si podíamos hacer alguna cosa”, según ella misma ha relatado.

Esta denuncia es una terrible falta de respeto a las mujeres que de verdad han sufrido una agresión sexual. Que un hombre o una mujer tomen dos copas -o sin tomarlas- y hagan proposiciones a otro hombre o mujer, ni es agresión, ni es acoso, ni es nada más que el gran círculo de la vida, del deseo, y -¿quién sabe?- hasta del amor.

Además, los dos señores tuvieron la cortesía de preguntar si tenía novio; según la propia alcaldesa se pusieron “simpáticos” y no impertinentes o violentos, y el alcance procaz de su proposición -“me preguntaron si podíamos hacer alguna cosa”- es de una corrección blanca como la leche, y no es una metáfora malintencionada.

No podemos desnaturalizar la relación entre hombres y mujeres dejándonos llevar por el resentimiento feminista, uno de los fascismos más perniciosos de nuestro tiempo. No podemos dejar en manos de personas desequilibradas, equivocadas y tan poco inteligentes, asuntos tan fundamentales como el flirteo.

El feminismo tal como hoy lo conocemos no ayuda a resolver ningún problema, y es simplemente una propaganda que da rienda suelta al trastorno de algunas mujeres de ver al hombre como su enemigo. El feminismo es también una coartada ideológica para personas con más ganas que hablar que cosas que decir, y por supuesto una interminable agencia de colocación -por la vía de la cuota y por la vía de tanto y tan estéril organismo público o subvencionado- de mujeres que por su capacidad intelectual nunca habrían alcanzado este puesto de trabajo ni este salario.

No he conocido jamás a una mujer inteligente que fuera feminista. Ni que no encontrara humillantes las cuotas. Ni que odiara a los hombres, ni que presumiera de falsas agresiones o abusos como quien se inventa un título universitario.

El día que los hombres y las mujeres dejen de buscarse -y de encontrarse-, a la Humanidad le quedarán dos Telediarios. Ni el odio más visceral puede contra la esencia de lo que somos.

Y además, con dos gintónics, ¿quién no va a los toros?

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