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Blogs La viga en el ojo por Fredy Massad

Entrevista a Albert Boadella

芦La autocensura es m谩s peligrosa que la censura.禄

Entrevista a Albert Boadella
Fredy Massad el

En un territorio social y cultural sumido en una correcci贸n pol铆tica cada vez m谩s radicalizada, el 煤ltimo libro de Albert Boadella, Joven, no me cabree. Contra el infantilismo progresista de la sociedad actual, aparece como una provocaci贸n. Una provocaci贸n que seguramente resulta necesaria, porque el fin de la buena provocaci贸n debe ser agitar el pensamiento, incomodar y replantear las cosas.

A trav茅s del encuentro y di谩logo entre un joven estudiante y un consagrado director teatral que aqu铆 relata, Boadella lanza una cr铆tica mordaz al presente en que habitamos. Deplora su banalidad, su infantilizaci贸n, su adanismo, burl谩ndose sin clemencia de ellos. No obstante, lo que hay en el fondo de la s谩tira de Boadella es una gran reivindicaci贸n del valor del individuo y su capacidad 煤ltima para poder estar por encima de las condiciones impuestas por cualquier esp铆ritu del momento.

Tras leer el libro, la inevitable pregunta que se plantea es: 驴c贸mo hemos llegado a este punto, a este triunfo de la ignorancia?

Creo que hay una responsabilidad en la educaci贸n, y seguramente sea una responsabilidad que pertenece a mi generaci贸n, la Generaci贸n de Mayo del 68. Fuimos una generaci贸n que tuvo que hacer un esfuerzo, ciertos sacrificios. No est谩bamos todav铆a en lo que podemos llamar sociedad del bienestar y, quiz谩 por este motivo, lo que hicimos fue abrir las compuertas frente a cualquier respeto a la autoridad. Mayo del 68 fue muy positivo en algunos aspectos, pero en otros fue nefasto. La destrucci贸n de la autoridad leg铆tima y culta comenz贸 con nuestros propios hijos, que ya no sufrieron la doma inicial. Porque los a帽os m谩s tempranos son, de hecho, de doma; la educaci贸n comienza cuando el ni帽o ya tiene su configuraci贸n cerebral en un punto que le capacita para comprender las cosas. Esa doma qued贸 liquidada, quiz谩 porque no quer铆amos que pasaran por dificultades o porque cualquier sensaci贸n de autoridad nos molestaba, incluso la nuestra propia. Esto se repiti贸 despu茅s en las escuelas, con los consejos de padres, capaces de desautorizar a un profesor si hab铆a tenido un problema con nuestros propios hijos, y, posteriormente, incluso en la propia universidad.

Esto ha tenido como consecuencia que haya unas generaciones que han sido educadas en una cierta facilidad, no solamente por parte de los padres, sino tambi茅n de las instituciones, y que manifiestan un desprecio absoluto hacia todo lo pasado, que tambi茅n sent铆amos nosotros, pero no de una manera tan patol贸gica. El pasado que hoy se desprecia no es el de hace dos mil a帽os, sino el de hace tres meses o un a帽o. Digamos que s贸lo existe un presente compulsivo. El resultado son estas generaciones con una preparaci贸n human铆stica muy endeble. S铆 en cuanto a informaci贸n, pero no en lo que respecta a las estructuras de su car谩cter. Es decir, al primer encontronazo con la vida, se desmontan. Inmediatamente necesitan psic贸logos y tambi茅n la qu铆mica en un porcentaje muy alto. 聽Ese es el panorama.

Y en ese panorama, cuando vemos a los pol铆ticos, de un lado y de otro, con edades entre los 40 y 50 a帽os, y que son individuos cuya estructura falla. La estructura que los mantenga en sus posiciones, en una determinada moral, que no les lleve a estar siempre en lo que podr铆amos llamar un endeble consenso con los dem谩s. Sin embargo, siempre hay un fallo en su forma de enfrentarse a los hechos.

Los hechos no son siempre manipulables. Hay un momento en que es preciso decir 鈥渘o鈥 a algo por unos principios irreversibles. No se trata de tener muchos principios, sino pocos y muy bien fundamentados. Y esto es de lo que carece esta generaci贸n.

El t铆tulo del libro es Joven, no me cabree, pero dir铆a que hoy ese 芦joven禄 engloba tambi茅n a individuos que est谩n muy lejos cronol贸gicamente de la adolescencia y la juventud. Como bien se帽alas, son individuos que tienen entre 40 y 50 a帽os, pero que no poseen, como dices, una estructura bien construida de car谩cter y que necesitan obsesivamente sentir que su pensamiento y actitudes obedecen al dictado de las modas ideol贸gicas de los tiempos. Carecen incluso del sentido cr铆tico que la experiencia vital hubiera podido ir d谩ndoles. Viven instalados en una especie de puerilidad cr贸nica, tan nost谩lgicos de su infancia que la mantienen activamente presente y en la peor arrogancia del maniqueo adolescente. Los pol铆ticos, como dices, no son una excepci贸n a esto: est谩n obsesionados por alinearse con los 煤ltimos esl贸ganes, dejarse ver o asociarse con los personajes del momento. Otro tanto est谩 sucediendo en la universidad.

La generaci贸n que retrato en mi libro, que es la que est谩 educ谩ndose ahora, tiene muy pocos referentes a su alrededor. Por no decir que no tienen ninguno.

Una vez destruida la trama religiosa, al menos en el mundo occidental, las creencias religiosas son m铆nimas. Los creyentes son un sector muy minoritario. Destruido esto, que a煤n representaban ciertos referentes, no se ha conseguido que se creen unos referentes que llamar铆amos laicos. En Espa帽a hay una constituci贸n que se dir铆a que marca una cierta estructura 茅tica de funcionamiento; no obstante, es algo que se mueve hacia todos los lados. Hay un poder judicial que se adapta al poder pol铆tico y econ贸mico, rompiendo totalmente los principios de Montesquieu; por tanto, tenemos que preguntarnos qu茅 referentes puede tener un joven actual. 驴Los pol铆ticos? Imposible. Me cuesta pensar que cualquiera de nuestros pol铆ticos pueda representar un referente hoy para un joven. 驴Intelectuales, artistas? Quiz谩s s铆, pero esos artistas ser铆an tal vez lo que yo llamo en el libro 芦delincuentes del arte禄. En el mejor de los casos, sus referentes son deportistas; pero si hablamos de referentes morales, no tienen ninguno. Esto es, como decimos en catal谩n, un campi qui pugui.

Los protagonistas son individuos que hoy pueden decir A y ma帽ana B sin plantearse qu茅 significa estar mudando constantemente de moral, de 茅tica. Por supuesto, no estoy diciendo que no sea posible hacerlo, sino que deber铆a representar un trabajo de replanteamiento personal. Hoy, cualquier joven puede estar en desacuerdo con algo y ma帽ana darle su total apoyo. Es algo que ven en el comportamiento de los pol铆ticos. Lo hemos podido ver recientemente en un discurso del presidente del Gobierno, donde al final de este manifiesta algo totalmente lo contrario a lo que afirm贸 al inicio. Este comportamiento tiene serias consecuencias sobre el sentido de ejemplaridad.

La ejemplaridad de nuestra juventud es sobre cosas f煤tiles, sobre las 煤ltimas ocurrencias que tienen los gobiernos actualmente, porque una vez que determinados aspectos han sido aceptados tanto por la derecha como por la izquierda (la escuela y la sanidad p煤blica, el subsidio por desempleo鈥), esta 煤ltima se ha empezado a dedicar a las ocurrencias casi pareciera que exclusivamente con el prop贸sito de cabrear a la derecha, como las cuestiones de g茅nero. Esas ocurrencias tienen una gran repercusi贸n medi谩tica y adem谩s se legisla sobre ello y se afirman tab煤s. Creo que eso es un aut茅ntico camino de decadencia.

En el libro, el maestro pregunta llanamente al alumno cu谩l es su orientaci贸n sexual. Es una escena donde se pone de manifiesto hasta qu茅 punto una pregunta referente a un aspecto de la propia identidad, que debiera tener una respuesta directa y clara, hoy se vuelve enrevesada y conflictiva.

Nos situamos en una sociedad que hab铆a desmontado todos los tab煤s que proced铆an de la herencia cristiana. Derrib贸 tab煤es est煤pidos o que ya carec铆an de cualquier tipo de sentido, pero con ello arrastr贸 tambi茅n a otros que s铆 lo ten铆an. Entonces, se dedica a organizar nuevos tab煤es. Una cantidad inmensa de tab煤es.

Cada vez hay m谩s autocensura porque cuando en el libro yo por ejemplo escribo esa escena, cuando el maestro le pregunta al disc铆pulo: 芦驴Es usted marica?禄, este 煤ltimo se indigna por la utilizaci贸n de esa palabra, un t茅rmino que para m铆 no tiene intr铆nsecamente ninguna intenci贸n peyorativa. Sin embargo, el hecho de que yo la emplee implica autom谩ticamente que soy un facha, un machista, que estoy casi cometiendo un delito de odio. Esto evidencia c贸mo el tab煤 ha llegado a niveles m谩ximos, que est谩 absolutamente atento hasta al adjetivo calificativo que utilizas. Me parece que pudiera compararse a un proceso inquisitorial. Estamos llegando a ese punto, que creo que est谩 provocando autocensura, especialmente entre los artistas y aquellos individuos con una voz p煤blica, y eso es para m铆 algo much铆simo m谩s peligroso que la censura, que con mi compa帽铆a teatral sufr铆 a lo largo de catorce a帽os bajo la dictadura franquista.

S茅 bien lo que es la censura, por eso afirmo que la autocensura es algo a煤n mucho peor. Cuando existe una censura oficial, se sabe qu茅 se est谩 censurando, mientras que con la autocensura uno cree estar hablando con libertad cuando en realidad no es as铆.

No autocensurarse y traspasar los l铆mites impuestos por esos tab煤es hoy supone la condena a eso que se llama 芦cancelaci贸n禄.

La muerte civil. Para una persona que est谩 en conexi贸n con el p煤blico supone la muerte civil, convertirse en un apestado y que, en un principio, ya nadie se preocupe ni de lo que dicha persona dice, llegando a extremos radicales.

Hace tres a帽os yo hice una obra titulada 驴Y si nos enamoramos de Scarpia? que trataba sobre el conflicto entre un director de orquesta y dos sopranos. Una de ellas era una feminista radical y la otra era m谩s moderada en este sentido. Frente a ambas estaba el director. Creo que es una de las mejores obras que yo he hecho, la estren茅 en los Teatros del Canal de Madrid con un 茅xito extraordinario, pero no sali贸 de all铆. Nadie la contrat贸 porque todos los programadores teatrales est谩n sujetos a lo que piensa el concejal de cultura del ayuntamiento o el consejero de cultura de la comunidad. Es algo que no me hab铆a sucedido nunca y es un ejemplo que demuestra que el nivel de censura, de cancelaci贸n, es hoy muy alto.

Y en toda esta nueva escenograf铆a social y cultural aparece un nuevo personaje principal: la v铆ctima. El que se convierte en h茅roe ya no por haber sufrido alg煤n tipo de da帽o, sino el que se siente h茅roe por clamar que ha sido ofendido. La provocaci贸n, como la que puede ser planteada desde el teatro, siempre fue un componente fundamental para la vitalidad del intelecto individual y colectivo.

Lo que denominamos 芦libertad de expresi贸n禄 est谩 hecha precisamente para todas aquellas cosas que no nos gustan. El problema es que ahora eso est谩 totalmente neutralizado.

Cuando en el teatro se muestra algo que al conjunto de los espectadores puede resultarle duro, particularmente en relaci贸n a todo ese muestrario de tab煤es al que antes me refer铆a, estos se molestan much铆simo y la consecuencia de su ofensa es despreciar a quien se lo ha mostrado. Desde el punto de vista puramente comercial para el teatro esto resulta mort铆fero.

Yo hab铆a conocido unos a帽os en los que en Espa帽a la gente iba al teatro y recib铆a le帽a por parte de quienes estaban en escena. Se molestaban, pero insist铆an, regresaban al teatro. Disfrutaban la pol茅mica, de ir a ver algo que pon铆a en tela de juicio sus propias convicciones. Pero hoy la gente va al teatro de alg煤n modo similar a como si fuera a misa: estando completamente de acuerdo con todos los mitos que all铆 se expresan. Y los constructores de la obra teatral tienen totalmente en cuenta eso, por esa cuesti贸n comercial que antes he mencionado. A partir del a帽o 2005 yo me enfrent茅 al que era mi p煤blico, el p煤blico progre que ven铆a a ver las obras de Els Joglars. Mi planteamiento fue: ahora vamos a dejar de re铆rnos de los de afuera y vamos a empezar a re铆rnos de los de adentro, a atacar todos los mitos progres. Y entonces el p煤blico desapareci贸. Mi p煤blico cambi贸 totalmente. Aquel otro, el de antes, no estaba por entrar en pol茅mica.

Se est谩 volviendo imposible no ser susceptible de caer en esas cancelaciones absolutas incluso cuando se est茅 siendo cr铆tico con ambos extremos del discurso. 驴Cu谩ndo crees que empieza a surgir o fortalecerse ese sentido de superioridad moral de la izquierda o esa jactancia de ser poseedores de la aut茅ntica verdad, esa virtud incuestionable de 芦estar en lado bueno禄 que se arrogan quienes se consideran encarnadores del pensamiento progresista?

Esto es algo que en Espa帽a tiene una cierta particularidad. Espa帽a es distinta en ese sentido a Italia, a Francia, al Reino Unido鈥 Es distinta porque aqu铆 vivimos durante cuarenta a帽os bajo una dictadura. La izquierda que gobern贸 Espa帽a a partir de 1982 jug贸 con la idea de que, en el fondo, la derecha estaba te帽ida de franquismo. La acus贸 de ser su heredera, algo que s贸lo es parcialmente cierto porque en la derecha que entonces pod铆a representar Alianza Popular s铆 hab铆a figuras provenientes del franquismo, pero que hab铆an aceptado la liquidaci贸n de los principios fundamentales del Movimiento. Digamos que eran personas 鈥榬ecicladas鈥. Sin embargo, a la izquierda le fueron muy convenientes para poder dirigir siempre esa acusaci贸n, tachar de facha a todo aquel que procediera del franquismo. Por eso, lo que hace siempre la izquierda son los puntos de una verdad absoluta, su raz贸n siempre est谩 por encima.

La izquierda hizo cosas ciertamente importantes en Espa帽a: promover el divorcio con igualdad, crear una escuela p煤blica aconfesional, introducir la Ley del Aborto鈥uestiones que ten铆an que ver con una noci贸n de progreso social. Sigue acusando constantemente a la derecha de retr贸grada y de estar contra esas formas de progreso social. La vincula a posiciones enormemente reaccionarias. Sin embargo, es una acusaci贸n que ya parte de una mentira. Si nos vamos a los a帽os 90, veremos que la derecha ya acepta todas las grandes conquistas que ha realizado la izquierda. No hay nadie en la derecha que hoy ponga en tela de juicio la escuela p煤blica o el subsidio por desempleo; sin embargo, persiste una acusaci贸n constante.

Sucede que esas propuestas que hoy hace la izquierda, hecha ya la estructura de una sociedad del bienestar, ya no pertenecen a las estructuras esenciales de un Estado democr谩tico, las de la unidad y la igualdad, sino todo lo contrario. Hoy, ese fundamento de unidad e igualdad se est谩 rompiendo mediante el apoyo al nacionalismo por parte de un sector de la izquierda.

Como dec铆a antes, la izquierda debe estar permanentemente creando ocurrencias que la distingan de la derecha y la dejen constantemente arrinconada y se帽alada como antidemocr谩tica. Pone incluso en tela de juicio que pueda gobernar democr谩ticamente. La Ley de Memoria Hist贸rica es una acusaci贸n constante sobre elementos que se consideran asociados a la derecha o el conservadurismo. El cambio del nombre de calles, por ejemplo. Me parece bien que no est茅 por todos lados el General铆simo Franco, pero se ha suprimido las referencias a personas que, al margen de haber vivido en aquella 茅poca, tienen otros valores importantes. Sin embargo, se las asocia al r茅gimen franquista y se las liquida.

La izquierda est谩 revivi茅ndonos el franquismo, volviendo a colocarnos en una pol茅mica franquista; algo que, tantos a帽os despu茅s, resulta absolutamente demencial.

Un uso interesado de la historia que es facilitado por la creciente ignorancia que hay en general sobre ella y, como dec铆a antes, esa falta de sentido cr铆tico que lleva al reductivismo absoluto de todo. Se dir铆a que se trata de crear adversarios desde la mayor simpleza mental para mantener as铆 un permanente estado de confrontaci贸n.

Exacto. Se consigue que cr铆os de quince o dieciocho a帽os est茅n hoy cabreados con Franco, a quien no conocieron. Un sinsentido, pero que sirve a esa progres铆a a acusar a media Espa帽a de ser retr贸grados, pseudofascistas que se oponen a la libertad y al progreso o, mejor dicho, lo que ellos han titulado como 芦progreso禄. Un progresismo llevado casi a la histeria. Cuestiones que pueden ser discutibles se han llevado casi hasta la histeria.

Todo esto desequilibra totalmente una sociedad. Ya no se sabe qu茅 es esencial y qu茅 es marginal, as铆 comienzan a tomar preminencia cuestiones que, como he dicho, son discutibles, pero que en absoluto son esenciales.

Esta infantilizaci贸n, t茅rmino que aparece en la portada de tu libro, acaba con cualquier capacidad o voluntad reflexiva y no s贸lo en los j贸venes, sino tambi茅n entre individuos de mayor edad que, como dec铆a antes, absorben autom谩ticamente los nuevos dogmas en torno a esas cuestiones que debieran ser discutibles. Sin embargo, en lugar de comprender y exigir la necesidad del debate, empujan a aupar esas nuevas doctrinas con el temor, creo, de que se les tache con esa etiqueta de 芦reaccionarios禄 por la cual se invalida el respeto a cualquier grado de discrepancia respecto a lo que hoy se ha fijado como 芦ortodoxo禄. Ya no es s贸lo que se escoja ignorar el pasado, la historia, como sucede a los m谩s j贸venes, es que entre demasiados adultos parece haber p谩nico a aceptar reconocerse como un individuo con a帽os a cuestas, al que su experiencia tiene que haber dado una identidad de la que formen parte unos criterios e ideas enteramente propios que tal vez van a contracorriente de lo que impera y que puede replantearse, pero sin sentirse forzado a renegar de ellos.

Hay algo fundamental en esta cuesti贸n, que es la palabra 芦modernidad禄. 芦Vanguardia禄, 芦contemporaneidad禄鈥 Hay que ser modernos.

Esto es algo muy equ铆voco y trato de explicarlo en el libro. Al aprendiz le digo: 芦Todo lo tienes en el pasado. En el futuro no tienes nada.禄 Y respecto a lo que hay en el presente, como hemos dicho, muchos ejemplos son discutibles y constituir谩n una excepci贸n, pero, desde el punto de vista art铆stico y el punto de vista moral, el bloque m谩s importante se encuentra en el pasado.

En la universidad hoy, en la pr谩ctica y el estudio de las cosas pasadas, los propios profesores est谩n acomplejados por la invasi贸n de moda y de modernidad. Hay que estar al d铆a, a la moda, con el 煤ltimo invento que ha aparecido, sea en arte o sea en ciencia. Este desprecio patol贸gico hacia lo pasado deja a la gente desarmada desde el punto de vista del conocimiento. El esfuerzo por adquirir ese conocimiento sobre el pasado desaparece. Se considera que es un esfuerzo pesado y que es un conocimiento que no tiene una incidencia en las vidas de un porcentaje muy alto de las personas.

Esto plantea en primer lugar un problema de ignorancia, evidentemente. Supone desconocer por qu茅 hemos llegado hasta el punto donde nos encontramos. E imag铆nate lo importante que es ese conocimiento en las artes, por ejemplo. Hay artes, como el teatro, que no han evolucionado mucho m谩s all谩 de lo que hicieron los antiguos griegos. Un Edipo Rey o una Ant铆gona son obras que, si se escribieran hoy, nos parecer铆an formidables, incluso mucho mejores que la mayor parte de las obras que hay represent谩ndose en los teatros. Es un pasado que tiene 2.400 a帽os, pero que est谩 tan vivo que tiene m谩s potencia que lo actual, y puede decirse que lo mismo sucede en la pintura o la escultura. Y, sin embargo, lo que se trata de hacer es romper con esos c谩nones, como los del teatro cl谩sico, por ejemplo, para engendrar nuevos inventos que nada tengan que ver con 茅l. Un escritor o un pintor se pueden sentir perdidos antes referentes pasados que a煤n est谩n aqu铆, presentes, y crean que la soluci贸n entonces es salir por la tangente: inventar algo que evite las comparaciones con los mejores. Esto es un camino suicida. Es el camino suicida que yo muestro al disc铆pulo del libro poni茅ndole a Picasso como ejemplo de salirse por la tangente. Por eso le proh铆bo la palabra 芦creador禄, porque 芦crear禄 significa dar origen a algo desde cero, y en ese 芦desde cero禄 el pasado no existe.

El aprendiz quiere ser muy transgresor y lo que yo le respondo es que la transgresi贸n est谩 precisamente en el pasado. Si planteas hoy muchas cosas del pasado, vas a ser verdaderamente transgresor porque vas a tener que enfrentarte a todo tu c铆rculo de amistades o de fans. Es en el fondo un concepto renacentista, en el sentido de que el Renacimiento dio ese giro que supon铆a filos贸fica y art铆sticamente hacia el pasado cl谩sico. Tenemos que volver a respetar, volver a conocer el pasado y aprender de 茅l para construir un presente realmente s贸lido, que no sea banal y lleve a un desarme moral. Un desarme que hace que las personas no est茅n situadas sobre ideas de las que est谩n convencidos, sino que est茅n pendientes de la nueva idea de moda.

No hay firmeza, s贸lo pura maleabilidad. No obstante, concluyes el libro con un cierto optimismo.聽 El aprendiz aprende algo de la lecci贸n de su maestro. 驴Crees entonces que nos encontramos entonces en una situaci贸n reversible?

S铆. Tenemos que confiar en que vendr谩n generaciones que clamar谩n y se preguntar谩n qu茅 son todos estos planteamientos que les estamos legando, qu茅 es este mundo que les hemos construido. Har谩n como hizo mi generaci贸n frente a la dictadura y todos aquellos conceptos, ya no s贸lo los propios de la dictadura, sino tambi茅n los que hab铆an quedado completamente obsoletos para aquella sociedad en la que viv铆amos. De igual manera, vendr谩n generaciones que ser谩n los anticuerpos de la enfermedad. Conf铆o en la naturaleza; no s贸lo en la humana, la vida es algo de una potencia tan tremenda que acaba encontrando las f贸rmulas que se acercan m谩s a la verdad. Siempre ha habido resurgimiento tras periodos muy oscuros.

Tambi茅n soy optimista porque mi disc铆pulo acepta el rigor, la dureza de mi ense帽anza. Incluso el lado abrupto que yo le planteo. Acepta pacientemente esa actitud cascarrabias que adopto en ciertos momentos, lo cual es evidencia de una buena semilla, de que es buena persona, capaz del esfuerzo que dar谩 valor a su obra, haciendo que al final el maestro lo trate de colega.

No puedo acabar pesimistamente porque creo que el sentido profundo de lo que es la vida est谩 por encima de nuestras ideas y de todo. La b煤squeda de la verdad por parte del animal humano tiene una potencia tremenda. Y es una potencia que est谩, por ejemplo, en la expresi贸n de la belleza. A pesar de la destrucci贸n, de la miseria, de las peores penas, la belleza siempre resurge. El individuo ha buscado siempre ese n煤cleo de la verdad que es la belleza. Belleza en el trato, en la construcci贸n de una sociedad y de todas esas cosas externas que nos hacen felices. Ese af谩n por la belleza s铆 mueve a un verdadero progreso.

Escribes algo que sonar谩 pol铆ticamente incorrecto, pero que me parece que tiene un sentido totalmente cierto: 芦El secreto est谩 en los cojones.禄

La cobard铆a es uno de los peores defectos y nuestra sociedad lo promueve.聽 Sociedades del pasado ensalzaban la valent铆a porque de ello depend铆a conservar la vida. Hoy, se permite ser muy cobarde, instalarse en esas ideas masivas y no enfrentarse a aquello que nos parece nocivo por alg煤n miedo. Por ejemplo, a que te machaquen en las redes o a perder determinados amigos.

La cobard铆a es terrible, y en mi oficio no digamos. El teatro debe ser valiente porque generalmente ha de enfrentarse a ciertos poderes. El teatro es el lugar de la restituci贸n de la belleza, de la justicia y de la verdad frente al p煤blico. Y eso es algo que requiere valent铆a. Por eso le digo al disc铆pulo con lenguaje llano y claro: 芦Hay que tener cojones禄. Lo digo con humor, que siempre es m谩s agradable.

S铆. En todo esto me temo que algo que se ha perdido ha sido el humor. La capacidad de contar con el humor como una manera de transgredir y afirmar la oposici贸n contra algo si era necesario o relativizar aquello que s铆 se apoyaba, y poder hablar y opinar con plena libertad. Hoy parece hasta haber desaparecido la inteligencia y la sutileza que llevaba a entender cu谩ndo alguien estaba usando el humor con ese fin.

El humor es lo m谩s civilizado que tiene el ser humano. El humor crea una distancia con los acontecimientos y con uno mismo. Poder re铆rte de ti mismo significa tener esa distancia respecto a ti mismo, poder re铆rte de cosas en las que crees. Es un ant铆doto potent铆simo contra el fanatismo y la intolerancia. Un gran ant铆doto, por eso es tan perseguido por cualquier r茅gimen totalitario. Aunque la verdad es que a veces el espect谩culo de farsa que un pensamiento totalitario o fan谩tico puede llegar a hacer siempre va m谩s lejos que la parodia que pueda hacerse de 茅l. Una farsa tan potente que es casi insuperable.

 

Albert Boadella, Joven, no me cabree. Contra el infantilismo progresista de la sociedad actual, Ediciones B, Barcelona, 2022.

Retrato de Albert Boadella: 漏 Maya Balany脿

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