Por Raquel García Martín, alumna del Máster en Neurociencia de la UAM
El funcionamiento incorrecto de un circuito cerebral implicado en el apetito, desconocido en humanos hasta ahora, podría ser la causa de algunos casos de obesidad, en particular aquellos relacionados con trastornos de la conducta alimentaria. Esto es lo que sugiere una investigación del Perelman School of Medicine de la Universidad de Pensilvania (EE. UU.), publicada en Nature.
Los análisis estructurales y funcionales de este circuito en un grupo de personas que tenían un comportamiento alimentario desregulado revelaron una conectividad inversamente relacionada con el índice de masa corporal (IMC). Es decir, cuanto mayor era el IMC, peor era el funcionamiento de este nuevo circuito.
En concreto, los investigadores de la Universidad de Pensilvania comprobaron que una conexión incorrecta entre dos estructuras del cerebro, el hipotálamo y el hipocampo, altera la capacidad de controlar las respuestas emocionales que se producen al anticipar comidas gratificantes, y por tanto en la capacidad de controlar la ingesta de alimentos.
El hipocampo una estructura cerebral fundamental para el aprendizaje y consolidación de la memoria. Y el hipotálamo se encarga de la regulación de numerosas funciones fisiológicas, como la temperatura corporal, el ritmo circadiano o la ingesta. Además, esta última estructura, el hipotálamo, libera varias hormonas, entre las que se encuentra la hormona concentradora de melanina (MCH), que provoca un aumento del apetito.
Generalmente se ha considerado que la obesidad es debida a un consumo elevado de alimentos de alto contenido calórico y bajos niveles de actividad física. Sin embargo, este estudio aporta una nueva perspectiva para entender la causa de, al menos, algunos casos de sobrepeso y obesidad. En concreto, aquellos relacionados con trastornos de la conducta alimentaria como el trastorno por atracón.
“Lo que necesitan estas personas no es más fuerza de voluntad, sino el equivalente terapéutico a un electricista que pueda arreglar estas conexiones dentro de su cerebro”, asegura Casey Halpern, profesor asociado de Neurocirugía de la Universidad de Pensilvania, que lideró el estudio.
ASÍ LO AVERIGUARON
Mediante el empleo de técnicas de imagen y registro de la actividad eléctrica cerebral se comprobó en humanos que mediante esta conexión el hipotálamo libera la hormona concentradora de melanina en el hipocampo.
A continuación, los investigadores estudiaron la implicación funcional de esta conexión en nueve pacientes con epilepsia voluntarios que ya tenían implantados electrodos cerebrales con fines terapéuticos. Vieron que ambas regiones se activaban cuando los pacientes anticipaban recibir un dulce (un batido de chocolate), pero no cuando anticipaban recibir agua, demostrando así la implicación de este circuito en la anticipación que se produce ante comidas gratificantes.
En vista de estos resultados, los investigadores analizaron si esta conexión estaba alterada en 34 mujeres con trastorno por atracón, que se caracteriza por episodios frecuentes de ingesta de gran cantidad de comida de forma compulsiva. Empleando técnicas de imagen, vieron que la conectividad estructural y funcional de este circuito estaba alterada en aquellas pacientes con mayor índice de masa corporal.
NUEVA POSIBILIDAD TERAPÉUTICA
En la actualidad, más del 38 % de la población mundial tiene sobrepeso u obesidad (World Obesity Atlas 2023). Esto supone un problema debido a que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, algunos tipos de cánceres y muerte prematura. Se espera que este hallazgo pueda ayudar a identificar individuos que es probable que desarrollen obesidad, así como a generar nuevas terapias para su tratamiento.
No obstante, los investigadores advierten que serán necesarias investigaciones futuras que permitan determinar si estas observaciones son también aplicables a otros casos de obesidad y de qué forma podrían emplearse para el diagnóstico y tratamiento.
Entendiendo el cerebro