Lorenzo Sanz fue capaz de regar la vieja sequía con dos Champions en dos años. Mañana se cumplen 20 años de la victoria del Real Madrid sobre el Valencia en París, el 3-0 que supuso la octava Copa de Europa. Del Bosque era el entrenador de un equipo que tras superar la obsesión histórica en 1998 era el rey del continente. De los 32 años de espra se pasó a los 24 meses. En París, madridistas y valencianistas dieron una lección de educación, como la dieron madridistas y rojiblancos en 2014 y en 2016. Ejemplo para Europa.
Lorenzo Sanz fue el presidente del cambio de tendencia en el Real Madrid. Consiguió la presidencia del club en noviembre de 1995 y en sus cinco años de gestión ganó dos Champions, ese trofeo que fue emblema del club, ese torneo que definió la leyenda de la entidad, esa competición que tras ganarla las cinco primera veces consecutivamente y una sexta vez, con Pirri y Amancio en el 66, se divorció del equipo que la hizo grande durante 32 años. Mijatovic marcó el gol en 1998 que acabó con esa sequía.
Dos años después, Lorenzo Sanz levantaba la segunda Copa de Europa, en París, en el Estadio de Francia, ante el Valencia. Era la primera final española de la historia en la copa más importante del planeta. Venció el Real Madrid por 3-0 con los goles de Morientes, McManaman y Raúl. Lorenzo Sanz engrandecía la historia del Real Madrid, que no ha dejado de hacer historia desde entonces.
—-Sanz realizó buenos fichajes en su periplo 1995-2000. Llegaron Illgner, Karembeu, Suker, Mijatovic, Roberto Carlos, Seedorf, Panucci, Míchel Salgado, Helguera, Morientes y Solari, más el ascenso de canteranos como Casillas, Guti, Víctor y Jaime—-
Tenía una ambición. Un gran reto. Ser el campeón de Europa. Acabar con esa obsesión. El Real Madrid dominó en España con la Quinta del Buitre, pero no triunfó en Europa. Lorenzo Sanz quería romper esa ansiedad. Lo consiguió y cambió la historia moderna del club. La «séptima» y la «octava» confirmaron que su plan de dominar Europa estuvo bien planificado con su plantilla. Vinieron Bodo Illgner, Panucci, Roberto Carlos, Seedorf, Karembeu, Suker y Mijatovic, extranjeros que potenciaron la columna formada por (Hierro, Sanchís, Raúl y a la que se sumaron talentos españoles como Míchel Salgado, Iván Helguera, Morientes, Solari y los canteranos Casillas, Guti, Víctor Sánchez del Amo y Jaime.
Fue criticado por contar con su hijo Fernando Sanz, que estuvo cuatro años en el primer equipo. Fichó a Capello para poner control a tanta figura. Pero ese Real Madrid le dio la gran alegría de ganar, con Jupp Heynckes en el banquillo, la séptima, con el gol de Mijatovic. Decía Sanz que Heynckes era demasiado buena persona para entrenar al conjunto blanco.
Más de ochocientas mil personas salieron por las calles de Madrid. No se recuerda una noche igual tras 32 años de espera. Sanz lloró de emoción. Levantado a hombros por sus jugadores en el césped de Amsterdam, repitió esa sensación en París dos años después, frente al Valencia.
En el Estadio de Francia tenía otro entrenador, Del Bosque, un hombre de la casa. Idóneo para manejar los egos. Pirri era secretario técnico. Llegaron buenos jugadores, Savio y Zé Roberto, y otros que no rindieron, Petkovic y Congo.
Con Lorenzo Sanz, el Real Madrid conquistó siete títulos entre 1995 y 2000: dos Copas de Europa, una Copa Intercontinental, una Liga, una Supercopa de España, una Liga de baloncesto y una Recopa de baloncesto. Ganó las Champions con Heynckes y la Liga de Fabio Capello, la Intercontinental con Hiddink y una Supercopa de España en fútbol. La sección de baloncesto consiguió una Liga (en una final épica contra el Barcelona en el Palau) y una Recopa.
Vamos a profundizar en quien era Lorenzo Sanz, personal y profesionalmente. El último bonito recuerdo que vivimos al lado de Sanz fue el vino de Rioja con el que brindaba en el estadio de Cardiff, junto a varios exjugadores madridistas de la leyenda, minutos después de ver a su equipo conquistar la duodécima Champions frente a la Juventus. Simpático, dicharachero, cercano, cálido, vivimos muchos momentos especiales junto a Lorenzo Sanz, madrileño puro, castizo, con buen humor, irrefutable. No había más que decir.
Nació en una familia muy humilde y como era el mayor de diez hermanos supo que tendría que tirar del carro. Eso siempre pasa con los primogénitos. Aprendió a ganarse la vida como fuera. Echado para adelante, osado, valiente, su vida fue siempre apostar en el equilibrio. A Lorenzo le encantaba el fútbol. Desde pequeño soñó con ser el portero del Real Madrid, con gorra en la cabeza, y ganar Copas de Europa con Di Stéfano y Gento. Nunca alcanzó esa meta. Jugó en varios equipos, entre ellos el Puerta Bonita, pero no llegó a ser profesional. Y se dedicó a buscarse las habichuelas en otros ámbitos, sin dejar de tener al Real Madrid entre ceja y ceja. Pero era socio del Real Madrid y acudía al Bernabéu a presenciar los partidos.
Arrojado, desde joven quiso crear una empresa, ser jefe de sí mismo, tener iniciativa, no ser un empleado con un sueldo. Quería más, necesitaba más. Su primera empresa fue una fábrica de papel pintado para las paredes, la moda durante tantas décadas en España. Más tarde llevó a cabo muchas operaciones inmobiliarias.
La llegada de Ramón Mendoza al Real Madrid en el ecuador de los años ochenta le permitió entrar a formar parte de la Junta directiva del club blanco. Sucedió en la primavera de 1985. En principio fue vocal. Posteriormente llegó a ser vicepresidente, la mano derecha de Mendoza. La izquierda era Mariano Jaquotot, que murió de una cruel enfermedad cuando era muy joven.
El 26 de noviembre de 1995 se hizo con la presidencia de la entidad, tras la dimisión de Ramón Mendoza. esa temporada fue de transición. Esperó al verano de 1996 para realizar fichajes que transformarán el equipo del Real Madrid.
Contrató a Capello como entrenador y a seis grandes jugadores: Roberto Carlos, Seedorf, Mijatović, Šuker, Bodo Illgner y Panucci. Allí estaban ya líderes como Raúl y Fernando Hierro. Ese gran equipo se adjudico la Liga 1996-97. Posteriormente, ganó la deseada Copa de Europa, ‘la séptima’, en 1998, con el gol de Mijatovic.
—El 3-0 de París, una fiesta del fútbol español—
Un éxito que repitió dos años después con la inolvidable victoria frente al Valencia en París y los goles de Morientes, McManaman y Raul en aquella carrera interminable y Djukic bajo los palos.
Convocó elecciones anticipadas para aprovechar el éxito. El Real Madrid no marchaba bien económicamente. Y el socio decidió.
Se equivocó. No midió con quien se enfrentaba. Florentino Pérez llegó con Luis Figo a su vera. Ganó los comicios el 16 de julio de 2000. Y en mayo de 2001 conquistó la Liga. Y en mayo de 2002, con Zidane, levantó la novena Champions, dos años después del éxito de París. El Real Madrid sumaba tres Copas de Europa en un lustro.
Cuatro años más tarde, en julio de 2004, se presentó a los comicios del Real Madrid para intentar recuperar la presidencia frente a Florentino Pérez, pero volvió a perder en las votaciones.
Lorenzo extendió su madridismo por todos sus hijos. Su esposa, María Luz Durán Muñoz, le dio cinco hijos y tres tuvieron relación con el deporte. Lorenzo, el primer vástago, fue jugador de baloncesto y disfrutó de dos temporadas con el Real Madrid para ejercer años más tarde como director técnico de la sección. Paco jugó en la Primera División de nuestro fútbol muy poco tiempo. Y Fernando Sanz fue quien tuvo una carrera más larga. Militó durante cuatro años en el Real Madrid y otros siete en el Málaga. Paco y Fernando fueron años después presidentes del Granada y del Málaga respectivamente. Tuvo dos hijas, María Luz, que está casada con Míchel Salgado, y Diana.
La Champions de París rompió un molde y fue su último gran éxito, preludio de la despedida, vencido por Florentino Pérez, que abrió otra era. Paso el tiempo, Lorenzo Sanz fue amigo de Florentino Pérez. Sanz celebró con el equipo las cuatro Champions de esta década, desde 2014 a 2018. La historia continua. Y se repite. París y Cardiff fueron victorias paralelas, lecciones de fútbol, 3-0 y 4-1.
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