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Valentino habla de título cuatro años después

Tomás González-Martín el

A sus 36 años, el mito del motociclismo vuelve a mencionar la palabra campeón cuatro años después de su última aspiración real a la corona, en 2010, cuando Lorenzo le impuso su ley. Ahora, Valentino afirma que está preparado para plantear batalla a Márquez y piensa que puede conquistar su octavo entorchado de MotoGP, su décimo campeonato del mundo. Es el gran sueño del italiano, alcanzar ocho cetros en la categoría absoluta e igualar el récord de Agostini después de ser el piloto con más victorias en la cilindrada reina.

El ídolo de masas perdió su reinado a manos de Jorge Lorenzo, en 2010, y su fichaje por Ducati supuso su declive en el campeonato. Su retorno a Yamaha le hizo recuperar potencial mecánico y las sensaciones de antaño. Con una moto mejor demuestra un optimismo otrora perdido. El año pasado superó a Jorge Lorenzo en una lección de profesionalidad, a los 35, tras veinte años de pelea por los asfaltos del mundo.

Su éxito personal picó al mallorquín, que ahora ha vuelto más flaco que nunca, fino, para intentar frenar el monopolio de Marc y conseguir un tercer título universal que le sitúe por delante del ilerdense en el historial del motocilismo español. Ahora mismo, los dos compatriotas tienen el palmarés igualado, 2-2 en MotoGP. Rossi quiere ser el entrometido de ese combate. Apoyado por un público que le considera un dios de las dos ruedas, haga lo que haga en la pista, su progresión en la competición será un acicate para los seguidores y para él mismo, que vuelve a sentirse protagonista.

Ver a tres aspirantes a la corona es bonito en el Mundial de la gran cilindrada. Pedrosa será el cuarto jinete, con su nuervo jefe técnico, Ramón Aurín, en detrimento de Mike Leitner. Y las Ducati se convertirán en las animadoras del cotarro. Ya lo han sido en los tests de pretemporada.

El duelo de Marc, Valentino y Jorge se antoja emocionante. Rossi fue el ídolo de la niñez de Márquez, que colgaba sus pósters en la pared de su habitación. Lorenzo acabó con la dictadura de Valentino en 2010. Y el italiano piensa que divide y vencerás. Aunque ya le han calado su filosofía. Jorge ha sido el hombre que le plantó cara, no le tuvo miedo y cercenó su carrera de un tajo. Si Gibernau y Biaggi no le hubieran temido tanto, quizá habrían conseguido más cosas.

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