ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Vendiendo Motos por Tomás González-Martín

Tomás Díaz-Valdés y Ángel Nieto, los culpables del éxito del motociclismo español

Un joven zamorano le dijo a Tomás, jefe de un taller en Vallecas: "Quiero ser mecánico". Tomás le espetó: "Y yo obispo". Vio su ambición. Deseaba ser piloto. Y el bigotes le apoyó hasta conseguir que fuera el precursor del reinado mundial de los españoles sobre las dos ruedas

Tomás Díaz-Valdés y Ángel Nieto, los culpables del éxito del motociclismo español
Tomás González-Martín el

Las motos lloran. Adiós a Tomás Díaz-Valdés, el impulsor de un ángel, Nieto. Conoció al piloto en los años sesenta, cuando este se presentó en su concesionario Derbi de Vallecas. Dejó el taller y fue el propulsor de su carrera. Los dos sufrieron de triscaidecafobia y siempre dijeron que ganaron 12+1 títulos mundiales. pero esa historia, desternillante, la dejo para la última vuelta de esta carrera con dos grandes del motociclismo.

Siempre envidié su enorme y elegante bigote blanco. Pensaba que yo ligaría mucho con uno igual. Inolvidable el sentido del humor de Tomás, el bigotes. Recuerdo cuando le dijo a Ángel Nieto, a principios de siglo, que a Crivillé le habían dado una moto Feber para competir en el Mundial, de lo mala que era.

Su pasión siempre fueron la motos. Compitió en su juventud, pero su bigote, aún negro, le frenaba en las curvas. En los años sesenta puso un taller en Vallecas y por allí apareció un zamorano recién emigrado al foro que le dijo que quería ser mecánico. «Y yo obispo», le espetó Tomás. Los dos sabían que no era cierto.

(——Tomás y Nieto sufrían de triscaidecafobia, el miedo irracional al número 12+1. Nunca dijeron el número. El bigotes se partía de risa cuando intentaba pronunciar la palabra, imposible: «¿Trisca qué?»—-)

La meta de aquel joven, un tal Ángel Nieto, era la misma que tuvo él: ser piloto de motociclismo. Tomás vio que el chaval poseía su ambición. También quería comerse el mundo. Y se lo comió con la ayuda de aquel jefe de taller que dejó de mancharse de aceite para propulsar la carrera de un campeón y contarla para toda España, un país que aún no televisaba las motos.

Tomás fue el mentor de Nieto, su compañero de viajes. Ambos vivieron los éxitos del culpable del éxito del motociclismo español. Contigo empezó todo, se decían. Díaz-Valdés escribía las crónicas de la estrella en el As y Nieto, un madridista empedernido, conquistó 12+1 títulos, imitando al equipo de fútbol: trece “Champions” cada uno.

La triscaidecafobia fue la enfermedad que compartieron. Tomás nunca supo decir la palabra. Se partía de risa al intentarlo. «¿Trisca qué?». Siempre eludió el 13. Llegó a pedir a Ángel que ganara dos títulos a la vez para sumar 14. Fue un gran periodista deportivo, creador de revistas. «Soy el becario», decía con su grueso bigote, ya blanco, al dar conferencias. Eran lecciones magistrales.

Doy un gran abrazo a Concha, su esposa, y a su tres hijos, Concha, Yolanda y Tomás. Fue un periodista de verdad y, sobre todo, mi amigo. Concha, siempre envidié ese bigote blanco.

Otros temas
Tomás González-Martín el

Entradas más recientes