Valentino se encuentra como un niño con zapatos nuevos. En el ecuador de la treintena ha encontrado su “feeling” con la Yamaha y está dispuesto a pelear por el título sin tener la obligación de ello. Ya no es el favorito desde hace tres años. Los candidatos son Lorenzo, Márquez, Pedrosa y hasta 2012 lo fue también Stoner. Cuatro jóvenes en edad de merecer que le superaban en condición física. Hoy, Casey ya no está porque no aguanta esa tenacidad de Rossi para luchar por los títulos año a año desde 1996, durante 19 años. Ahora mismo, Marc, Jorge y Dani son los aspirantes. Y Valentino es el cuarto hombre, que desea dar espectáculo y meterse en un combate del que solo puede obtener beneficios.
VR46 avisó ya de sus intenciones en la primera carrera, en Qatar, donde tuteó a Márquez en la puja por la victoria. Lorenzo se había caído. A MM93 le encantó ganar y codearse con el ídolo de su niñez, del que tenía “posters” en las paredes soñando en ser como él. Continúa siendo su sueño: conquistar siete títulos mundiales de MotoGP. Lleva uno, conseguido en su estreno en la categoría reina, y ya es líder nada más comenzar su defensa de la corona. Márquez sigue admirando a Valentino, por su perseverancia para ganar el octavo cetro de la cilindrada absoluta. Y el italiano se siente feliz de poder pelear por los podios en cada gran premio. Se monta a gusto de nuevo en la Yamaha, esa moto que él reconstruyó desde 2004. Y por eso piensa ser protagonista en cada carrera, sea con el tercero, el segundo o el primer puesto. Y no se descarta del título.
La afición es feliz. Rossi ha vuelto. El viejo campeón vuelve a competir al más alto nivel. Está en la lucha por los éxitos. Los seguidores han pasado unos años de sufrimiento, con VR46 soportando la Ducati. Estaban deseando verle de nuevo con opciones de competir por todo. Y Valentino quería demostrar que si tiene moto, puede hacerlo. Es cierto. Está en la lucha. Está radiante. No se ve como un viejo que pasea un nombre.
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