Tomás González-Martín el 13 jul, 2014 Si quiere que haga una cosa, dígale que no la haga. Marc Márquez tiene la ilusión del niño pequeño que quería ser como Ángel Nieto, de historias escuchadas, y como Rossi, de carreras disfrutadas ante el televisor. Es el secreto del ídolo español del motociclismo. Mantiene la ilusión de sus primeros años. Y como tal niño, hay que provocarle diciéndole lo contrario. El ilerdense desearía alcanzar los trece títulos de Nieto, los quince de Agostini. Busca un imposible. Y la única manera es competir en dos Mundiales a la vez. El pupilo de Alzamora soltó hace dos meses que le gustaría correr en Moto2 y se armó la revolución en el paddock. El objetivo evidencia la ambición sin límite del chaval. Lo hará o no lo hará, porque su contrato con Honda prima sobre todo su futuro, pero el mero hecho de pensarlo demuestra su liderazgo de gran campeón. Ha conquistado tres coronas, tiene la cuarta a tiro y reflexiona sobre la forma de sumar muchos más. Dice el CEO de Dorna que ve difícil que Marc pueda hacer ese dueto. Y el propio Carmelo Ezpeleta se respondió unilateralmente sin tener que escuchar al piloto: “Como he dicho que es casi imposible, ahora Marc lo querrá hacer posible”. Y sonrió. Ezpeleta admira a Márquez. Ve a un campeón como Rossi, Agostini y Doohan. El pupilo de Alzamora sumó en Alemania su novena victoria consecutiva en nueve carreras del Mundial. Y el secreto inteligente del dirigente de las dos ruedas puede ser otro, porque Carmelo no da puntada sin hilo. Y ha dado más vueltas a los circuitos que nadie: ¿Y si Ezpeleta provoca al niño de Cervera para que dentro de un año compita en dos campeonatos? Más sabe el diablo por viejo que por diablo. Y Ezpeleta es viejo de sabiduría y diablo para obtener espectáculo. Otros temas Comentarios Tomás González-Martín el 13 jul, 2014