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Lorenzo baila por última vez con su mejor novia, Yamaha, y se marcha con su amante, Ducati

Tomás González-Martín el

Es un fin de semana muy difícil para Jorge Lorenzo. Hay bastantes profesionales del motociclismo que piensan que la provocacón de Rossi le hizo entrar al trapo y marcharse a Ducati en 2017. Opinan que el mallorquín nunca debió dejar Yamaha, por mucho que Valentino dijera que no tendría testículos para ello. Jorge no solo le echó testosterona. Se sintió maltratado psicológicamene por Yamaha, por Lin Jarvis, al negociar primero la continuidad de un viejo como Valentino, de 37 años, en vez de negociar con él, que fue campeón del mundo por tercera vez con la escudería hace un año justo, en Valencia, donde ahora se cierra la temporada actual.
Hay que hablar claro. Jarvis fue el valedor de Jorge en 2008, cuando le fichó como piloto de la escudería, a la vera del dios italiano. Y fue su gran defensor en 2010, cuando tras ganar su primer Mundial dijo que había que duplicar el salario del español, porque era el presente y el futuro, y restárselo al italiano. Valentino no soportó la dura realidad y se fue, enojado, dolido en su ego, a Ducati. Corrió con la marca italiana en 2011 y 2012. Y después volvió a Yamaha. Equivocado por habers ido a una moo sin posibilidades. La prepotencia le pudo.
Hay quien piensa que Jorge ha hecho ahora lo mismo. No es así. Lorenzo ha ganado tres títulos mundiales en seis años y Jarvis le dijo a nuestro compatriota que primero firmaba Rossi porque es quien vende más motos. También vendía más en 2010 y se negoció primero con Lorenzo. Giorgio aceptó la oferta de Duati para competir con una máquina que él debe hacer ganadora. No será fácil. Es un reto.
Si yo fuera Lorenzo me habría quedado en Yamaha, porque siempre será una montura ganadora para pelear conm Honda. Lo mismo hace Ramón Forcada, el jefe de mecánicos que ha lidiado con Jorge duranmte nueve años gloriosos, con tres coronas y un sinfin de subcampeoantos mundiales, siempre en la lucha por la máximo laurel. Forcada se queda en Yamaha para hacer de Maverick otro campeón. Quizá a jorge le ha podido sentirse despreciado por el propio Jarvis. Aunque hablen y se lleven bien, Lin se ha quedado con lo fácil, con un vetusto Valentino, no ha sido valiente para apostar más por Jorge. Al español le ha podido el orgullo. Es lógico. Quizá debió comérselo, pero es sencillo opinar cuando no le sucede directamente a uno.
Lorenzo baila por última vez con su mejor novia, Yamaha, la más fiable, y se marcha con su nueva amante, Ducati, vestida de rojo vida. Que le vaya bonito. Ojalá pueda contestar a Jarvis en el asfalto.

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