Es Pata Negra. El mejor piloto de coches del deporte español. Un mito de nuestro país, como lo fueron Santana, Ballesteros, Ángel Nieto, Bahamontes, Ricardo Zamora, Induráin y tantos otros grandes hombres de nuestro deporte que crearon afición y permitieron que hoy surjan estrellas como Carlos Sainz Junior; como el astro Marc Márquez; como el triunfal Rafa Nadal, el mejor deportista histórico de España; como Sergio García y como tantos otros grandes españoles. El Pata Negra se llama Carlos Sainz. Hoy ha recibido ese premio, el Pata Negra, organizado por “el conseguidor”, Álvaro Luis, un periodista de raza que toca todos los palos, el arte, el teatro, el flamenco, el cine, la televisión, la radio y el deporte con una capacidad de fusión incomparable.
Carlos Sainz recibió el premio tras ganar su segundo Dakar. Es un mito vivo y en activo. Nos comentó minutos antes de recibir el galardón que aún no había decidido si continuará en carrera o colgará el volante y el casco. A su lado, Juanjo Lacalle, su compañero de batalla desde que tenían una veintena de años, espera (y deduce) la decisión. Si es la esposa de Carlos quien vence en el diálogo interno, el campeón colgará el coche. Si el piloto admite una de las buenas ofertas que posee para defender su segunda Dakar, volverá a la carga.
El palpito nos dice que cuelga el volante cuando está en la cresta más alta de una ola que ha durado más de veinticinco años. Ganó los Mundiales de rallys en 1990 y 1992. Obtuvo su primer Dakar en el año 2010. Y ahora, en 2018, contra todos, con el cuarto Peugeot de la marca, apoyado por Peugeot España para poder acudir al raid, ha puesto la rúbrica cuando todos esperaban que Peugeot colocara a sus tres franceses, Peterhansel, Loeb y Despres, en el podio.
Algo interior nos dice que esa rúbrica es el final. Significaría marcharse cuando mejor está. Lo decidirá en cuestión de un mes. Aunque el hecho de volver a América con el título para defenderlo le pica.
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