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Blogs Vendiendo Motos por Tomás González-Martín

Rossi, un niño con zapatos nuevos

Tomás González-Martín el

Tiene 33 años y muchos piensan que está acabado. Sus dos temporadas en Ducati han supuesto un infierno del que se muere o se renace. Valentino soportó dos Mundiales con una moto de paseo y ahora advierte que volverá a luchar por las victorias y los podios.

Lo reconoce: se siente más joven, liberado de la Ducati y con la ilusión de montar de nuevo la amada Yamaha, esa novia con la que quedó en 2004, se casó con ella y ganó los títulos de 2004, 2005, 2008 y 2009. Ella le abandonó en 2010, en favor de Lorenzo. Ahora, los dos comparten amante. Jorge ha triunfado con ella en aquel campeonato 2010 inolvidable y en el reciente Mundial 2012, el de su confirmación como el mejor piloto español de la historia, con permiso de Ángel Nieto. Rossi no cree que ahora pueda superar al mallorquín en la pelea por la corona. Lo que sí avisa es que combatirá para ganar carreras y ascender a los podios con asiduidad. Si el campeonísimo dice eso, es que se siente capacitado para casi todo. Es un canibal del éxito. La ambición le genera la adrenalina del triunfador. Solo vive para sentir ese veneno en la sangre y en la cabeza. Valentino es peligroso cuando se ve con posibilidades de título. La Yamaha es una maquinaria preparada para ello. Al italiano nunca le faltó calidad para sacar el mayor provecho de una moto. Tiene montura. Él espera ser el mismo artista que conquistó cuatro coronas para la fábrica del diapasón, después de dejar Honda en una apuesta arriesgada.Es Rossi. Es Valentino. Es el 46. Es el mito perenne de este deporte. Cuidado. No está acabado. Ahora puede decir lo mismo que puso en su camiseta cuando regresó a la gloria en 2008, tras dos Mundiales perdidos: “perdón por il ritardo”.

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