Tomás González-MartÃn el 06 ene, 2011 Cuando todo el mundo celebra sus regalos de Reyes más o menos Magos, los campeones como Valentino trabajan de manera sórdida, en el gimnasio, sin que nadie les vea, para ofrecer su talento al público a partir del mes de marzo. Es el secreto de los ganadores. Se entrenan al máximo, con dolor, para encontrar la forma que les permita demostrar de nuevo su valía. Es su sacrificio de cada año. Rossi comienza su decimosexta temporadas en el Mundial. Él, que gana 17 millones de euros anuales entre publicidad y su contrato oficial con Ducati, sabe que para volver a ser el mejor debe entrenarse como cuando tenía quince años y quedaban todas las ilusiones por cumplir. Él, que ha levantado nueve coronas universales, tiene que alcanzar una forma física ejemplar que le permita codearse con la juventud de Stoner, Pedrosa y el campeón actual, Lorenzo. En febrero cumple 32 años y el desgaste se acusa. En 2010 notó periódicamente el esfuerzo acumulado de los entrenamientos de viernes y sábado y de las carreras dominicales. Porque Jorge no le dejó respirar. Ahora asume que Casey, Dani y el mallorquín le harán este año una envolvente de adrenalina nueva que no le dará tampoco un minuto de descanso. No contra él, sino contra ellos mismos. Pero el italiano es “el vecchio” y será quien más sufrirá en esta pelea de “la banda de los cuatro”. Demasiados jóvenes a los que “domar“. Por eso, VR trabaja duro en invierno para recuperarse de su operación hombro, para mejorar el estado de su pierna y para afrontar el campeonato 2011 como un novel con mil experiencias. Pesas, fisioterapia y cámara de aire para regresar al estado físico de hace unos años. Talento le sobra. Solo le falta aguantar. Necesita un poderío físico cada vez más exigente para hacer valer su clase. En marzo buscará su segunda primavera. deportes Comentarios Tomás González-MartÃn el 06 ene, 2011