No ha finalizado el Mundial de 2012, queda el Gran Premio de Valencia del domingo, y Rossi espera con ansiedad probar inmediatamente la Yamaha que montará oficialmente la próxima temporada. Ha sufrido dos años de ostracismo en Ducati. Sabe que se equivocó al fichar por la fábrica de su país. Ahora desea recuperar el tiempo perdido. Tiene firmadas dos campañas para resarcirse en la escudería japonesa. Desea regresar a los podios. Y aumentar su cifra de victorias de las 105. Piensa que a su edad no podrá quitar el título a Lorenzo o a Pedrosa. Pero sí que aspira a subirse a los cajones, ganar carreras y estar en la pelea de nuevo. Su mensaje victimista es la prueba de ello. “No creo que pueda ganar a Lorenzo”, afirma con humildad de diablo. Sabe más por viejo que por eso. Se quita presión. Se la impone a los jóvenes españoles. Luego, a la hora de la verdad, luchará por los triunfos. Conoce la nueva moto, que es su vieja M1 remozada con un cubicaje de 999 centímetros cúbicos. Cuidado con Valentino. Va a combatir por la corona. Es su penúltima oportunidad. Tiene dos. Las que Yamaha le vuelve a conceder. No volverá a perder e tiempo.
deportes
