Es un veterano del Mundial de Motociclismo. Debutó en 2003, en el Gran Premio de España. Durante años batalló por el título de 125. Fue pupilo de Aspar. Sergio Gadea (Puzol, 1984) está curtido en mil peleas en el asfalto. El año pasado fichó por el equipo Blusens de París Hilton.
Y ahora sufre la realidad más dura de este mundillo. Otro piloto pone medio millón de euros para competir en el equipo de la Hilton. “Si quieres continuar, debes pagar quinientos mil euros”. Sergio no los tiene. En el universo del motociclismo ya es habitual correr gratis, o aportar una cantidad de dinero, o añadir patrocinadores. Gadea estaba dispuesto a abordar el campeonato sin salario. No sería la primera vez. Pero se ha quedado sin moto. Víctima de un gravísimo accidente en el periplo asiático de la pasada edición, ahora mismo no tiene equipo, ni máquina, para atacar el Mundial. El aficionado que no conoce en profundidad el universo del motor solo piensa en Rossi y sus millones, en Lorenzo y su progresión hacia el éxito, en Pedrosa y su regularidad, en Márquez y su explosión de calidad, pero no sabe que el ochenta por ciento de los pilotos, esos que no suben al podio, salen a la pista por amor a las dos ruedas. Pagando. Gadea querría. No puede.
deportes
