Oti Marchante el 20 nov, 2015 De repente, somos un país serio, serio, y acabamos de descubrir que Martínez Lázaro no es Bergman. Que no, que ya no traga el personal con los apellidos catalanes… Faltaría más… La crítica se ha puesto muy borde al descubrir que los “Ocho apellidos catalanes” no alcanzan el grado de calidad, gracia y profundidad de la anterior sobre los vascos. Me temo que la mayoría escribió lo mismo de la de los vascos. Y una EME le vamos a reír las gracias dos veces a estos tipos. Y que venga con la próxima y verá. Algunas cosas de las que se le pueden acusar a este hombre que no es Bergman: No es un peliculón, “nefecto”, y está en la línea de la anterior. Es una peli hecha para pasar un rato gracioso. Sólo alude a tópicos; claro, que es de lo que se trataba, hacer reír al personal a costa de los tópìcos regionales. No entra en profundidad en la actualidad catalana… Faltaría más, yo si veo que empieza a hacer chistes de Pujol, y de Artur Mas y de la corrupción y de las cosas de esta semana, me hubiera llevado un chasco. Critica sí, algunas esencias (por supuesto tópicas), como lo modernillos que se creen los catalanes, su rollo con la pasta, la facilidad con la que se engañan a sí mismos sobre sí mismos, su rollo europeo pero en cutre, ese lado clasista de “nosotros”… Ya no tienen tanta gracia los personajes de Rovira o Elejalde…, falso…, tienen la misma gracia o más, pero no es nueva, o sea ya los conoces. Karra tiene al menos tres o cuatro momentos absolutamente geniales, y el chico andaluz es igual de simpático. La película se atasca porque el guión hubiera necesitado al menos un par de vueltas más. Y es verdad, creo que la solución “preparativos de boda” y “boda” ocupa demasiada importancia en la historia, y no se la merece. No es una película de boda, y deberían haber procurado que no se atascara en ese punto. Resumiendo, yo la recomiendo igual que recomiendo la anterior, y para algo muy concreto: pasar el rato sin hacerte mala sangre a costa del nacionalismo paleto, pues hasta los chistes muy antiespañoles, que los hay, están llenos de “cariño”, y en especial los que protagoniza Koldo, tipo de una pieza al que se le puede entender y adorar incluso con un cinturón con los colores de la bandera española. Bueno, enlazo con la critiquilla publicada hoy en ABC: Ocho apellidos catalanes Otros temas Comentarios Oti Marchante el 20 nov, 2015