Por si alguien aún no lo sabe: la estrella cinematográfica de estos últimos dÃas por estos terrenos es Clint Eastwood, y su pelÃcula ‘Million Dollar Baby’ se ha puesto al alcance de la mano de los lectores de ABC. Es verdad, ni voy a hablar ni voy a enlazar con los estrenos del viernes en la edición digital de este periódico, pero, a cambio de eso, se podrÃa abrir una puerta a la participación a propósito de esta grandÃsima pelÃcula que todos han visto y además pueden volver a ver ahora. Elijamos nuestra escena favorita de ‘Million Dólar Baby’. Contémosla. Disparo una ya: ella está entrenándose sola, tras el rechazo contÃnuo de Clint Eastwood a dedicarle su tiempo a una chica, que además es ya mayor y que no parece tener ningún futuro en el boxeo… Golpea el ‘puching’ prestado y todo es sumamente oscuro y deprimente. De entre las sombras sale él, y la vuelve a tratar de ese modo entre paternal y despectivo, pero ella le habla de ‘la realidad’, que es terrible, con su hermano en la cárcel, su hermana fingiendo que su bebé aún vive para obtener un dinero de la seguridad social, con una madre que pesa ciento cincuenta kilos y con ella, camarera, comiendo los despojos… Sólo tiene eso, el boxeo… Todo son claroscuros, planos y contraplanos cortados por el ‘puching’ allà colgado, como una horca, y en algún momento de todo ese ambiente depresivo algo le hace ver al viejo entrenador Frankie Dunn que ha de arrojarse a ese vacÃo que ella le propone. ‘esto es un pacto, entonces’, le dice ella, y él, obstinado pero rendido, le contesta: ‘No, esto no es un pacto’. Y todos sabemos que eso es un pacto. Un pacto irrompible, casi.