Tal vez agobiado por la contundencia de los ‘sobres’ del cine español, quisiera poner algo de peso en el otro lado de la balanza. Miremos, por ejemplo, esa pelÃcula, ‘En busca de la felicidad’, en la que un padre y un hijo las pasan moradas (negras) para vivir cada uno de los dÃas mientras dura la pelÃcula, y que en cambio es optimista hasta casi el absurdo. De hecho, el personaje que interpreta Will Smith podrÃa ser el paradigma del entusiasmo: se narra un profundo drama de un hombre, un perdedor, al que abandona su mujer y se queda al cargo de su hijo, sin trabajo, sin posibilidades, sin nada, pero con un entusiasmo que lo lleva (ja,ja,ja) hasta el piso de arriba de Wall Street. Entiendo que cierto cine americano se pasa en ponerle un ventanal edulcorado y falso a la realidad, pero supongo que entre una postura y la otra ha de haber un lugar en el que encaja una visión de la vida menos extrema. Aunque también es cierto que por ese ventanal falseado hemos visto grandes pelÃculas, grandes historias y grandes camelos encantadores y que te dejan bien el cuerpo, aunque sólo sea por unas horas.
La comedieta sobre el dramón
El final ‘feliz’ sobre el desgaciado (aunque todos sabemos que cualquier vida alcanza el peor de los dramas si se alarga lo suficiente)
Lo guapo sobre lo feo
La ficción sobre lo supuestamente real
La ilusión sobre la desesperanza
…. Y asÃ
Sin entrar en otras valoraciones, de mà puedo decir que dentro de varios años recordaré a Wil Smith contándole a su hijo una batalla con el fin de distraerle la verdad: que van a dormir tirados en un baño del Metro…, y supongo que habrá poco o nada en mi memoria de, por ejemplo, ‘Pudor’.
Y no es porque una me parezca una gran pelÃcula (que no) y la otra me parezca lo contrario. Es otra cosa, e intentar explicarlo creo que serÃa presuntuoso.