La que he pergeñado hace unas horas es una lista apresurada y, es cierto, algo caprichosa; aunque no está del todo mal en lo que se refiere a mà mismo y a mis gustos. Llevan razon todos los comentaristas cuando señalan algunas faltas imperdonables… Yo propongo a Ozu en vez de Kurosawa (lo cual es tal vez injusto, pues la fuerza, la trascendencia y la influencia de Kurosawa son mayores) porque el cine de Ozu es balsámico y uno está en él como en uno de esos colchones anatómicos. Falta, sin duda, algún cineasta francés, y yo propongo como es natural a Renoir, que es el más grande. No tengo excusa: Raoul Walsh, Murnau, Leo McCarey, Lubitsch, Dieterle, Borzage, Wyler, Cukor, Capra… No es de recibo que ponga a Kieslowski y me deje fuera a Ingmar Bergman, un continente en sà mismo…, pero, aún sabiendo que me equivoco, de las pelÃculas de Kieslowski salgo sin respiración, abrumado por el peso de sus propuestas morales. En Bergman ocurre eso y más, pero creo que no implica tanto emocionalmente al espectador; es más frÃo, digamos. Ford, Hawks, Wilder, Dreyer y Chaplin son incuestionables. En cuanto a Mankiewicz, qué decir del hombre que ha hecho las pelÃculas más y mejor escritas, más y mejor dichas, más y mejor envueltas. Dudo aún ahora entre Clint Eastwood y Woody Allen, al elegir a un cineasta vivo. De ambos me gusta todo su cine, casi sin excepción. Me decidà por Eastwood anoche y hoy, si lo pienso, lo cambiarÃa por Allen. No lo haré para no tener que volver a cambiarlo esta noche.
Y aunque parezca larga, esta explicación es corta e insuficiente.