Ya no tengo dudas: ‘Appaloosa’ era la película del fin de semana. Del fin de semana y probablemente bastante más. Estoy en completo acuerdo con la excelente reseña que hace de ella Federico Marín Bellón, de su análisis cinematográfico y también político (por su ausencia, más que nada), incluso creo que lleva razón en lo que dice del lunar: no es fácil encontrarle el punto a Renée Zellweger nunca, pero aquí, todavía menos. En cambio, Jeremy Irons sí está perfecto como villano. El western cambia para seguir igual, y creo que este ‘Appaloosa’ es un reflejo en el espejo de ‘Deadwood’, la fabulosa serie de David Milch. De hecho, los dos nombres hacen referencia al pueblo en el que transcurre la acción, aunque también en ambos casos más parece un estado de ánimo que un lugar. Appaloosa es una parada en el desierto, pero también es un modo de ser, de pensar, de actuar, de beber, de vivir o de morir, como El Dorado. Gran personaje el que hace Ed Harris, pero no mejor que el otro, el de Viggo Mortensen. Película para mucho tiempo, sí señor.