En esta escena, cuando ve por primera vez Burt Lancaster a Ava Gardner se explica el mundo entero, presente, pasado y futuro
Un amigo me ha abierto una ventana a ‘Forajidos’, la película de Siodmak que tiene muchísimas virtudes, aunque quizá la de más fácil consenso sea que Ava Gardner, a sus veinticuatro años, te hace entornar los ojos como un haz de luz: en un blanco y negro que corta la respiración, ella es puro oxígeno y color… Probablemente nunca ha estado tan hermosa como en esta película. ‘Forajidos’ puede muy bien ser considerada una obra maestra, pero lo que es impepinable es que tiene un arranque genial, con esos dos tipos que llegan al pueblo, que son sombras entre sombras, que entran en un café (¡qué café!) y que mantienen una escena tensa y a punto de romperse, o incluso rota…
Hay muchas cosas que aprender mientras se ve ‘Forajidos’. La que yo aprendí: ni el relato de Hemingway, ni el estado expresionaista de Siodmak, ni la fuerza de Lancaster, ni la simpatía de Edmon O’Brien… , nada de todo eso tiene el clima del primer plano de Ava Gardner. Al verlo, se entiende todo.