Aunque parezca un poco tonto este entramado Mundial-Cine que hacemos en los últimos post, seguiremos con él. Tenemos derecho a ser un poco tontos (¿por qué un poco?, se dirán algunos). La actualidad del fútbol nos ha permitido hablar hasta ahora de películas optimistas y de películas angustiosas. Hoy, que faltan unas horas para que el seleccionado español nos desvele las diferencias entre el espejismo (la fatamorgana) y la realidad, podría ser un buen día para hablar del cine esperanzador, del que proporciona ese alimento tan necesario al ser humano que es la ilusión. Buscaremos ahora esas películas que han permitido que se nos encendieran por dentro esas lucecillas, y esperamos, con ilusión, que no sea preciso cambiar mañana a primera y de cualquier manera este post por otro de color marrón.
La Gran Ilusión se ha titulado, en homenaje a ese genio del cine que nos espera durante los próximos meses en varias esquinas. Pero, para mí, la película antorcha es ‘Luces de la ciudad’, mi preferida entre todas las de Chaplin. Aunque el momento más intenso en este tipo de cine es, sin duda, ése de ‘Ordet’ en el que la niña le dice a su ‘tío loco’ que lo ‘haga’, sin dudar ni un solo instante que él puede hacer que viva su madre de inmediato. Creo que en ‘Rompiendo las olas’ también hay algún instante de profunda relación con la esperanza.
La selección española de fútbol no debería necesitar hoy ningún milagro para superar a los tunecinos. Esperamos con ilusión.