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Blogs Una de piratas por Oti Marchante

Mi podium, o trivium

Oti Marchante el


 


                       


                       


                                              


Alguien lo ha apuntado ya, y es completamente cierto: ¡qué manera de empezar el año! Tres películas, todo lo polémicas y discutibles que se quiera, pero grandes, ambiciosas, poderosas. Lo de menos es que a mí o a quien sea le gusten o le dejen de gustar, es innegable que ‘Babel’, ‘Banderas de nuestros padres’ y ‘Maria Antonieta’ es cine que le echará su pulso al tiempo. Si con mayor o menor fortuna, eso ya se verá. He visto un par de veces ya cada una de ellas, y no se ha mermado mi entusiasmo del primer tropiezo (lo cual, y ya me excuso por ello con un año de anticipación, no será obstáculo para que mi memoria, mi capricho o mi falta de rigidez en los criterios me hagan olvidarlas a la hora de elegir mis preferidas de 2007. Si puedo decir que ahora, a 8 de enero, están sin duda en mi podium las tres).


Intentaré, no obstante, mojarme un poco más. En el lugar más alto pondría la de Clint Eastwood: ‘Banderas de nuestros padres’, en contra de lo que algunos apuntan o sugieren, sí me parece una película tan enorme como las anteriores de Eastwood, y no necesito ver la otra cara (la de ‘Cartas desde Iwo Jima’, la cual, por cierto, veré, espero, a lo sumo en un par de semanas) para empaparme hasta el tuétano de lo que yo creo que quiere decir Eastwood con ello.


Tras Clint Eastwood pondría la de Iñárritu, porque aún me atrapa por el gaznate con su estilo, aunque muchos lo vean grandilocuente o forzado. Entiendo que a otros no les llegue; pero no sería honesto si no confesara que a mí me da de pleno. O sea, lo confieso: estoy completamente en ‘Babel’.


Y por consiguiente, la tercera sería ‘Maria Antonieta’, película que me fascina pero no me golpea como las otras. Le reconozco a Sofia Coppola el talento, la brillantez de su propuesta y de su manera de ponerla en escena, también la profundidad de su inteligencia y de su personalidad al no cambiar el punto de vista: siempre dentro de Versalles, sin caer en la previsible chapuza de irse con la revolución… En fin, un peliculón, pero que no me arrastra con la fuerza de los otros dos.


Ése es el modo en el que yo lo veo. Y otra cosa veo con mis dioptrías psicológicas (las de verdad me las quitó el doctor Vega), que llegan dos películas para echarse a temblar: la de Christopher Nolan y la de Mel Gibson…


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