Vuelve la actividad y el cosquilleo a los estrenos del fin de semana. Vuelve la polémica. Vuelve el genio de los genios, Darren Aronofsky, con su última película, que la presentó en el pasado Festival de Venecia para regodeo y solaz del personal, a pesar de que no es una comedia. Se titula ‘La fuente de la vida’, y en el Festival de Sitges, en cambio, tuvo un grandioso recibimiento. Por eso auguro que la última peli del director de ‘Pi’ y de ‘Réquiem por un sueño’ le permitirá a esos dos polos de la crítica y del sentir cinematográfico chisporrotear con el contacto.
Personalmente, me encuentro entre los que no acabaron de encontrarle el punto a la complejísima historia que cuenta el neoyorquino, aunque también digo que su intención me parece homérica y pretenciosa: unir tres tiempos, tres situaciones dolorosas, en una misma puesta en escena. El hilo conductor, la historia central, es prometedora, aunque sus engarces al pasado y al ¿futuro? No acaban de acoplarse. En realidad, la historia ‘zen’ del arbol de la vida llega a extremos que rozan lo ridículo.
Pero, creo que era importante tener avisado al personal: como habrá polémica, lo mejor es situarse lo antes posible.