Las réplicas nuestras de cada día
En Japón uno no se despierta por el pitido de la alarma, sino por el zarandeo de la cama. Y no me malinterpreten; no me refiero a que, entre crónica y crónica, me haya dado tiempo a encontrar una salvaje…
En Japón uno no se despierta por el pitido de la alarma, sino por el zarandeo de la cama. Y no me malinterpreten; no me refiero a que, entre crónica y crónica, me haya dado tiempo a encontrar una salvaje…