Pablo M. Díez el 24 may, 2007 A la vista del interés que ha despertado entre algunos lectores el anterior comentario sobre los encantos orientales al descubierto, cuyas críticas y sugerencias agradezco, he decidido ahondar un poco más en el tema aun a riesgo de parecer un obseso. Para ello, voy a recuperar una historia que ya fue publicada por ABC en su día, pero que puede servir para ilustrar a la perfección la transformación que está experimentando China. Por pudor, no voy a profundizar hasta el punto de analizar ciertas cuestiones anatómicas un tanto privadas, sino tan sólo a describir algunos de los cambios sociales que está provocando el crecimiento económico en China, donde la última moda para las parejas que se casan consiste en hacerse retratos fotográficos de boda desnudos. En la provincia agrícola de Anhui, al oeste del gigante asiático, así lo descubrió una escandalizada mujer de mediana edad, que posiblemente habría sido una Guardia Roja de Mao en los años 60. Superados aquellos tiempos, la señora no se dio cuenta de lo mucho que había cambiado su país durante el último cuarto de siglo hasta que se ofreció un día a ir a casa de su hija, recién casada, para ayudarle a limpiar. Mientras quitaba el polvo al álbum de fotos de la boda, no pudo reprimir su instinto materno y abrió las tapas para volver a comprobar, una vez más, lo guapa que estaba su pequeña vestida de novia. A la pobre mujer casi le da un infarto. Pero no porque su hija no luciera radiante en la imagen que sí que estaba bellísima , sino porque lo único que llevaba puesto del traje de novia era el velo blanco y un pequeño ramo de flores que sostenía entre sus manos. Y es que, como consecuencia de la transformación social que está experimentando China gracias a su frenético desarrollo económico, desde hace un par de años se han puesto de moda en el gigante asiático las fotos nupciales con desnudos, el último grito (y no sólo de los escandalizados padres) dentro de toda la parafernalia consumista que rodea a los enlaces matrimoniales. Según los medios de comunicación nacionales, la idea surgió durante el otoño de 2005 en Changchun, la capital de la provincia de Jilin, al nordeste del país. Allí, un estudio fotográfico especializado en retratos de boda empezó a ofrecer a sus clientes un álbum privado basado en fotos de desnudos. Para asegurar la intimidad de la pareja, el establecimiento firmaba un documento en el que se comprometía a borrar o destruir todas las copias de las imágenes que no fueran entregadas a los novios al finalizar la sesión. Además, para no caer en la pornografía prohibida en China , los modelos debían evitar posturas demasiado procaces y ocultar sus partes íntimas con algunos adornos, como velos, ramos de rosas y minúsculas hojas de árboles a lo Adán y Eva. Esta iniciativa tuvo tanto éxito que, al cabo de los pocos meses, se extendió por todo el país, por lo que estudios fotográficos de ciudades como Pekín, Xi´an, Dalian, Wuhan o Hefei ya ofrecen estos servicios, que pueden llegar a costar hasta el doble que unas fotos normales de boda. Así, mientras un lote de imágenes de la ceremonia, la celebración y el convite tiene un precio de 2.000 yuanes (204,67 euros), un sensual posado ligerito de ropa asciende hasta los 4.000 yuanes (409,37 euros) o se puede plantar en los 30.000 yuanes (3.070 euros) que pide uno de las tiendas más famosas de Pekín, y que tiene el sugerente nombre de Venus. A pesar de que tales sumas suponen un considerable desembolso de dinero en China, donde los ingresos urbanos apenas superan los 1.100 euros al año, los desnudos fotográficos de boda se han vuelto muy populares en el gigante asiático. Tal y como reconocen en los foros de internet algunas novias que han sucumbido a esta tentación, es una manera de retener nuestra juventud para cuando veamos estas imágenes dentro de unos años y se las enseñemos a nuestros nietos, que las comprenderán mejor y les parecerán más divertidas que a nuestros padres. No en vano, muchos progenitores, como la madre de Anhui que descubrió por casualidad el doble juego (de fotos) de su hija, se muestran indignados con dichos retratos. Algunos estudios están yendo demasiado lejos y permiten a las jovencitas posar sólo con un bikini o sin nada de ropa, explicó a un periódico local de Hefei la enfadada mujer, quien confió en que las autoridades hagan algo. En este sentido, el debate se encuentra ahora abierto en China, donde todo, a excepción del control político que aún ostenta el régimen comunista, está cambiando a pasos agigantados, desde la economía hasta los hábitos de vida y las costumbres más tradicionales. Sin ir más lejos, estos controvertidos desnudos nupciales serían impensables en el coloso oriental hace sólo tres décadas, cuando concluyó la Revolución Cultural. Durante la atroz y tumultuosa década que duró esta oscura etapa de China, la única muestra de afecto que se podían permitir las parejas en público era ir cogidas de la mano, mientras en la otra portaban el Libro Rojo de Mao. De hecho, la represión sexual llegaba hasta tal punto que las relaciones prematrimoniales eran un motivo de despido laboral y la promiscuidad un símbolo burgués del pasado, no fuera a ser que la pasión apartara a las masas populares de la causa revolucionaria. Como tantas y tantas otras cosas, todo eso quedó atrás cuando China inició a finales de los años 70 un proceso de reformas económicas de corte capitalista por el que muchos se han quitado el característico traje Mao para quedarse como Dios los trajo al mundo, al menos en las fotos más íntimas de su boda. Otros temas Tags bodascambioschinadesnudosfotosguardias rojosmaorepresion sexualtransformacion social Comentarios Pablo M. Díez el 24 may, 2007
Entrevista íntegra a la Nobel de la Paz María Ressa: “Las elecciones de Filipinas son un ejemplo de la desinformación en las redes sociales”