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Blogs Tras un biombo chino por Pablo M. Díez

Los secretos del primer emperador de China

Pablo M. Díez el

Gracias a su libro “Los viajes de Marco Polo”, hasta ahora se pensaba que este mercader veneciano, junto a su padre y su tío, habían sido los primeros occidentales en explorar los confines de China allá por el siglo XIII. Pero nuevos hallazgos arqueológicos en el mítico mausoleo de los guerreros de terracota de Xi´an sugieren que los occidentales podrían haber llegado al Lejano Oriente 1.500 años antes. Así lo argumentan dos programas de televisión, producidos por la BBC y el canal National Geographic, en los que los arqueólogos muestran los últimos descubrimientos que han encontrado utilizando las tecnologías más avanzadas.

Los guerreros de terracota guardan la tumba del primer emperador de China, Qin Shi Huang.

En esta tumba enclavada a las afueras de Xi´an, donde fue enterrado el primer emperador que unificó China, Qin Shi Huang (260-210 antes de Cristo), la presencia de un ejército de soldados de terracota con rasgos personalizados indica la influencia de un nuevo estilo artístico que podría haber venido del extranjero. Hasta entonces, las tallas de China eran muy sencillas y no medían más de 20 centímetros, pero tanto los guerreros como nuevas estatuas de acróbatas circenses descubiertas en el mausoleo abren la posibilidad a un contacto con la Grecia clásica a través de Asia Central. A tenor de Lukas Nickel, catedrático de Historia del Arte Asiático en la Universidad de Viena, “artesanos griegos podrían haber estado en las tierras del primer emperador de China formando a los escultores locales un siglo después de Alejandro Magno”. A ellas se suman unas estatuillas de pájaros elaboradas en bronce que tampoco eran habituales en China y se parecen a las que se hacían con cera en la Antigua Grecia y Egipto.

Reforzando esta teoría, en la región fronteriza de Xinjiang, al noroeste de China y por donde luego pasaría la Ruta de la Seda, se ha encontrado ADN mitocondrial específico de los europeos que data de la época del primer emperador.

Además de estas pruebas de los primeros contactos entre Oriente y Occidente, asombran los nuevos detalles que afloran del mausoleo de los guerreros de terracota, que fue descubierto bajo tierra por unos campesinos en 1974 y del que solo se ha excavado una pequeña parte.

Los rasgos personalizados de los guerreros indican la influencia de un nuevo estilo artístico que podría haber venido del extranjero.

Con la ayuda de drones y georadares, el ingeniero y explorador Albert Lin ha hallado dos caminos que salían del recinto y revelan sus auténticas dimensiones. Hasta ahora se creía que tenía un tamaño de 57 kilómetros cuadrados, pero podría ser el doble gracias a las nuevas excavaciones y mediciones con teledetección. Además, los arqueólogos han confirmado que la tumba principal del emperador se encuentra intacto bajo una pirámide levantada a mano en un fortín con muros de 145 metros de longitud a cada lado y 14 de altura.

Junto a la tumba del emperador, los arqueólogos han descubierto los huesos de unas mujeres jóvenes enterradas con joyas de oro y perlas que podrían ser sus concubinas, ejecutadas y desmembradas a su muerte. Hasta el momento, han identificado 99 enterramientos de este tipo, pero no es el único hallazgo macabro que ha deparado el mausoleo. Justo a la derecha de la tumba de Qin Shi Huang había un cráneo con una ballesta dentro de la parte anterior. Los investigadores sospechan que podría ser el príncipe Fu Su, hijo mayor del emperador, y que su hermano pequeño, Hu Hai, habría conspirado para ejecutarlo y robarle el trono. A la espera de más estudios, se trata del hallazgo más importante en el mausoleo de los guerreros de terracota desde su descubrimiento hace cuatro décadas.

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