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Blogs Tras un biombo chino por Pablo M. Díez

Los “hezhen”, la tribu china del pescado

Pablo M. Díez el

Con poco más de 5.000 personas, los “hezhen” son una de las etnias más minoritarias de China y viven en la frontera con Rusia a lo largo de los ríos Heilongjiang, Songhua y Wusuli. Además de por aparecer en “Dersu Uzala (El cazador)”, la coproducción soviético-nipona del maestro Kurosawa que ganó el Oscar a la mejor película extranjera en 1975, son famosos por una tradición textil muy peculiar.

Sun Yunli muestra un traje confeccionado a mano con piel de pescado.

Conocidos como la “tribu del pescado”, los “hezhen”, o “nanai” en ruso, lo sacan todo de los ríos a cuyas orillas viven: por supuesto el agua y la comida, pero también hasta la ropa con que se visten. Luciendo unas habilidades propias de taxidermistas, confeccionan sus trajes con la piel de los peces que atrapan en los ríos, que ponen a secar durante días para endurecerla y luego golpean con un mazo para quitarle todas las asperezas y que quede suave.

Para completar uno de estos vestidos con escamas, necesitan una media de 250 kilos de pescado y un mes cosiendo con la minuciosidad del más paciente de los orfebres. “No todo el mundo puede hacer este trabajo. Hay que tener un don especial porque hace falta ser muy cuidadoso con los detalles”, me explica Sun Yulin, un maestro del pescado que, a sus 50 años, regenta una tienda de “souvenirs” para turistas en Jiejingkou, un pueblo de medio millar de habitantes en el extremo septentrional de la provincia de Heilongjiang que linda con Rusia. Aquí vende no sólo los trajes con piel de pescado, que cuestan entre 7.000 y 10.000 yuanes (entre 850 y 120 euros), sino también todo tipo de cuadros y adornos elaborados con dicho material.

Sin desprender olor alguno, los trozos de pescado seco se amontonan sobre el mostrador luciendo sus escamas, pero están ya tan pulidos que resultan sumamente agradables al tacto. Enseñando sus trajes, que recuerdan a los que visten los esquimales, Sun Yulin asegura que, además de resistentes, protegen bien contra el frío glacial que hace en el norte de China en invierno y contra el calor en verano.

Los “hezhen”, una de las etnias más minoritarias de China, viven en la frontera con Rusia.

A pesar de todas estas ventajas y de su larga tradición, los “hezhen” han abandonado sus ropas con piel de pescado por prendas más convencionales y ya sólo las lucen en bodas y celebraciones especiales. El principal motivo es su elevado precio, pero también influye el despoblamiento de peces en los ríos de la zona, donde antes había especies de hasta cuatro metros de largo y 400 kilos. Para repoblar los ríos, los pescadores “hezhen” se ven obligados a parar durante un mes. “Es necesario proteger el medioambiente para mantener la tradición”, señala concienciado Sun Yulin, quien aprendió esta técnica de su tío hace ya más de una década.

De los trajes que vendió el año pasado, reconoce que sólo dos fueron para turistas, pero algunos diseñadores ya han introducido la piel de pescado en el mundo de la moda aprovechando el tirón de los tejidos naturales y el “look” de serpiente. Es el caso de las botas y zapatos de Gwendolyn Carrie y de firmas de lujo como la londinense Creel y la alemana Londine, que comercializan carteras, cinturones y fundas para teléfonos móviles con la piel de peces exóticos, mientras que ES Salmon Leather fabrica desde zapatillas del hogar hasta bolsos de diseño para los ordenadores. Todos muy naturales, bonitos y, por supuesto, resistentes al agua.

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