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Blogs Toques Sureños por Álex González

Sin mulas no habría country

La ayuda del animal fue imprescindible para desarrollar las infraestructuras del país de los campos de algodón.

Sin mulas no habría country
Álex González el

Las mulas son animales formados por la unión entre un burro y una yegua. Son fuertes, resistentes, con pezuñas como rocas, tozudas y gozan de un imponente tamaño. Una especie que sobrevive a diversidad de picaduras de insectos y enfermedades, y que no tiene ningún tipo de reparo en demostrar su valentía llegando a enfrentarse incluso con pumas. Pero la importancia de este animal reside en su poderío para la carga.

La mayoría de las estructuras que conocemos hoy en día, no hubiesen existido de no ser por la labor de las mulas. En Estados Unidos, cobraron más importancia aún si cabe, tras la Revolución Industrial. La mula es un animal, que hoy en día cuenta con varias asociaciones protectoras. Con la tecnología y maquinaria existente, ya no son útiles y los granjeros decidieron abandonarlas. Debido a su relevancia en la historia de la evolución de la sociedad, hay conglomerados de personas muy involucrados en su conservación. Una de las asociaciones más importantes a nivel mundial reside en territorio estadounidense, la Sociedad Americana del burro y la Mula.

Y como esto es un blog donde la música tiene especial relevancia, vamos a empezar a mostrar canciones de country en la que las mulas son las protagonistas. Hay un tema clásico de Jimmie Rodgers, el padre de la música country, que en 1930 ve la luz y se llama Mule Skinner Blues, es decir, el blues del mulero. Narra la historia de un arriero que se dedica al transporte de mercancías con animales de carga. Una canción a la que han puesto voz desde el mismísimo Rodgers, hasta Bill Monroe,Merle Haggard, Bob Dylan o Ramblin’Jack Elliott. Pero nosotros nos vamos a quedar con la gran Dolly Parton y una de sus actuaciones de 1970, bajo la batuta de Porter Wagoner.

Soy un viejo mulero,
Vengo desde abajo del camino de Kentucky,
Y puedo hacer que cualquier mula me escuche
y si no, no aceptaré tu dinero.

Mule Skinner Blues, Dolly Parton, 1970

Es un animal, en principio estéril, debido al número de cromosomas que tienen. Su origen data de Asia y Oriente Medio. Nos viene acompañando desde la iconografía del portal de Belén, y la Iglesia ha tenido a bien siempre destacar a esta especie. A lo largo de la Edad Media, han sido porte de cardenales y obispos, y con el transcurrir de los siglos, se han ganado su respeto a base de trabajos de labranza. Tirar de carros, sacar agua de los pozos, cargar o hacer tareas de movimientos circulares han servido a la especie humana para mejorar su calidad de vida en todos los aspectos. Educar a una mula requiere de mucha paciencia. Son animales que destacan por su empecinamiento. Es una especie que demanda respeto, el cual los muleros; quienes trabajan con ellas, consiguen ganarse a base de cariño.

Dentro de las ramas de la música country, hay una de ellas a la que se le conoce como el Bluegrass. Nace en los años 40 en los Montes Apalaches y toma su nombre del color de unas flores que crecen en la hierba de lugares como Kentucky. El máximo exponente de este estilo fue Bill Monroe, aunque también fue determinante el papel que jugaron los Stanley Brothers o los Foggy Mountain Boys, que salieron del grupo que formó Monroe en sus inicios. Nos vamos a quedar con estos últimos, y un tema llamado Whoa Mule Whoa! que tocan en 1960 dentro de una actuación en el Gran Ole Opry.

Pero lo que de verdad nos trae hasta aquí es para hablar del preponderante papel de estos animales en la historia de los Estados Unidos. El secreto radica a finales del Siglo XVIII y tiene como protagonistas a dos españoles y un americano. George Washington, Primer Presidente de los Estados Unidos; Carlos III, monarca español y un mulero llamado Pedro Téllez. El gobernante americano quedó prendado de esta especie equina durante su estancia en Belice. Las tareas que desarrollaban hicieron ver a Washington que este animal le sería de gran utilidad para dotar a su tierra de mejores infraestructuras. Por ello, decide escribir una carta al Rey de España y solicitarle que le mandase algunos burros zamoranos para cruzarlos con sus yeguas. El monarca accedió y le envió dos burros en embarcaciones distintas que salieron desde Bilbao. El regalo real, Royal Gift, llegó a buen puerto tras ocho semanas en un barco que portaba el nombre de Ranger. A bordo de la única embarcación superviviente de las dos enviadas iba un burro, seleccionado de entre los mejores de su cuadrilla, y su mulero Pedro Téllez. Estamos hablando de un 26 de octubre de 1785, y el puerto de Glouscester (Massachusetts). A su llegada Téllez portaba una carta, no muy bien redactada en inglés, que derivó en varias discusiones por las cuales terminó en Boston. Allí logró entrevistarse con un General y la noticia llegó rápidamente a la residencia del Presidente de EEUU, situada en el estado Virginia. George Washington quiso que el trayecto que les separaba entre Boston y Virginia, de unos trescientos kilómetros, lo hiciesen tirados por cuatro yeguas y con todas las comodidades… algo a lo que Téllez se negó y decidió hacerlo a pie, dado que el animal estaba sobradamente preparado para ello. Una vez llegaron a tierra hostil, el mulero fue galardonado con unos zapatos de lujo, y el burro gozó de una buena reproducción sexual con quince yeguas de la finca del gobernante americano.

Con el tiempo empezaron a salir mulas de cada pequeño recóndito del país de los melocotoneros. A principios del Siglo XX había más de 6 millones de mulas, de las cuales dos tercios se dedicaban a las labores del cultivo de algodón. Pasados los años, y con la introducción de maquinaria solamente quedaban unas diez mil en la década de los años sesenta.

Aquí nos detenemos a escuchar a uno de los grandes cantantes americanos, que además cumple la curiosidad de haber fallecido en los años 70 en Alcobendas (Madrid) mientras jugaba al golf. Les hablo de Bing Crosby, quien en 1949 graba una versión de la clásica canción Mule Train, que narra la historia de un vaquero cantante que conduce unos vagones por el viejo oeste y va azuzando a las mulas. Un tema que han interpretado entre otros gente como Vaughn Monroe o Frankie Laine.

¡Tren de mulas! (Hyah, hyah) ¡Tren de mulas!

Clippety cloppin ‘o’er la cadena montañosa, pronto llegarán a la cima,

clopety clop, clippety clop Clippety, clippety, clippety, clippety, clippety cloppin ‘along

Hay un poco de hilo de algodón y agujas para la gente de ahí afuera

Una pala para un minero que salió de su casa para pasear

Algunas pastillas para el reuma para los colonos de las colinas.

¡Llévame bien, mula!

Mule Train, Bing Crosby, 1949.

En definitiva, hablar sobre las mulas es hablar sobre un pilar fundamental para el desarrollo de los Estados Unidos. La agricultura, la industria constructora, el transporte de mercancías o las infraestructuras ferroviarias se vieron ayudadas por una especie que nace de un cruce equino. Para quien quiera aprender más sobre este animal, invito a leer el libro de Guillermo Fesser, A cien millas de Manhattan. Por lo tanto, se podría decir, que sin la labor realizada por esta especie en el país de los campos de algodón, difícilmente tendríamos la música que tanto nos gusta. No hubieran existido estudios de grabación, fábricas de instrumentos, e incluso la inspiración de muchos de los cantantes que salieron de los campos de algodón no hubiera sido quizá la misma, si no  hubiese contado con este animal para ayudarle a realizar unas tareas tan duras como el trabajo de campo.

No obstante, y como ya es habitual os dejo actualizada la lista de Spotify de “Toques Sureños- American Music” con todas las canciones que han salido a lo largo del blog. No dudéis en suscribiros y amenizar vuestros trayectos con lo mejor de los géneros estadounidenses.

https://open.spotify.com/playlist/5qrGNSLAc9VqRCdKdbJV7M?si=rQTvDTFyQS6pGMG2osDrmg

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