El desastre de los comités disciplinarios de la Federación Española de Fútbol es de cúbito supino, palabras que no se si entenderán Sánchez Arminio, los hermanos Teixeira (paisanos suyos, pura casualidad), González González (el amigo de Mascherano y Vela) y Ayza Gámez, el inventor de actas arbitrales. Dicen que Ayza estará en la nevera durante un mes por sus errores manifiestos en el encuentro Athletic-Real Madrid. ¿Y qué? El gran perjuicio está hecho. Le han endosado tres partidos de suspensión al Balón de Oro por unos hechos que no constaban en acta. Pero Ayza puede reescribirlas verbalmente dos días después, cuando ha visto el vídeo. El resultado de esta vergüenza es que a CR7 le han caído tres encuentros sin jugar por un empujón con Iturraspe y señalarse la cara. Increíble.
Las comparaciones son odiosas. Dos semanas más tarde, el luso ha sufrido un peligroso mecherazo en la cabeza, en el estadio Calderón y el mismo Comité de Competición ha sancionado al Atlético con 600 euros. Es decir, un empujoncito con Iturraspe y señalarse la cara es muchísimo más grave que recibir un golpe en la cabeza. Alucinantes son los comités futbolísticos españoles.
El Atlético no puede ser responsable de lanzar un mechero desde la grada, salvo que se prohibiera introducirlos en un campo (háganlo). Lo que es grave es castigar a un futbolista con tres encuentros por dos simplezas. Aquello se habría saldado con una amonestación en San Mamés. Hasta los seguidores del Athletic lo decían. “A quien debieron echar es a Xabi”, indicaban.
Ahora, el Comié Español de Disciplina Deportiva tiene el honor de juzgar todo este escándalo. Pero las cosas de palacio van despacio. Esperemos que dicte veredicto pronto. Ya se sabe: “Si la Justicia tarde en aplicarse, no hay justicia”. Ronaldo lo está pagando en sus propias carnes. Incluso en su cabeza. Y eso que no fuma. Habría que encender ese mechero para quemar ciertas actas inventadas, no para tirárselo a alguien.
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