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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

Benítez, la revolución blanca

Tomás González-Martín el

Benítez será, como lo fue Mourinho, una revolución en el tradicional estilo del Real Madrid. El portugués cambió los esquemas de dominio del balón, clásicos del club, para realizar en la casa blanca el mejor contragolpe de la historia. La estampida de Cristiano y Benzema, lanzada desde atrás, era tan conocida como efectiva. Ese era el éxito, que todos los rivales sabían lo que haría el conjunto madridista y no podían evitar sus goles. Ahora llega Benítez con otro cambio de ideas. Otra vuelta de tuerca. Ancelotti ejecutó un fútbol típico de ataque que no encontraba alternativas, ni en su juego ni en los cambios (no los hacía) cuando el enemigo se encerraba. Rafa transformará esa situación.

El nuevo responsable del equipo destaca precisamente por su capacidad para cambiar el fútbol del equipo en los momentos críticos (recuerden el éxito en la Champions con el Liverpool, ante el Milán de Ancelotti, del 0-3 al 3-3). Y es un especialista en exigir a determinados futbolistas que lo den todo en una hora de partido para introducir en la última media hora a otros jugadores que sepan protagonizar un vuelco a la situación. Hace cambios pronto y bien. Varía sistemas y presiona arriba para acogotar al enemigo con los nuevos hombres que entran a disputar cada encuentro. No es estático, ni en ideas ni en jugadores. Es un técnico moderno.

Su sistema ideal, el 4-2-3-1, puede convertirse en un 4-4-2 al instante sin pestañear. Una punta, Cristiano, o dos delanteros, Ronaldo y Bale. El galés jugará por la izquierda en amos casos, como extremo o como atacante puro. Es el primer gran cambio del estilo del Real Madrid. Gareth se colocará donde debe, explotando su zurda. Lo importante de su estrategia es su sistema presionante para no dejar sacar el balón jugado al adversario. Pero eso requiere ejecutar sustituciones en los segundos tiempos, para refrescar ese trabajo. Benzema, Bale y Cristiano deberán ayudar de verdad en esta misión, sobre todo ante los grandes rivles. Kroos, Isco y James ya realizan esa labor sacrificada con excelencia.

Convencer a las figuras de la necesidad de ser cambiados en el minutos 70 de diversos encuentros decididos será la primera meta del entrenador. No priman los récords de goles particulares, sino los títulos del equipo. Ronaldo tendrá que admitir que marcarle cinco tantos al Granada no es relevante. Cuando sume tres, es la hora del relevo. Es mejor resguardarse, tener más respiros y hacerle dos dianas a la Juventus. Ese es el quid de la cuestión.

Tanto Cristiano como Messi se han exigido durante años una lucha por las plusmarcas que ha perjudicado a sus equipos. Leo también disputó en la Champions partidos enteros decididos, todo por pelear por el récord goleador del torneo. Ahora, a toro pasado, ganado el triplete, dirán que no pasa nada, que aquello estuvo bien. Pero no lo estuvo. Y en el Barcelona lo saben. Como no estuvo bien en el Real Madrid. Ni Ancelotti ni Luis Enrique se atrevieron a sentar a sus fieras. Que diga Luis Enrique cuantas veces le comentó al argentino que le iba a cambiar y cuantas le contestó, al lado de la banda, que no se iba del campo. Y se quedó en él. El Barcelona ha triunfado ahora después de vivir meses en el alero, con victorias mínimas que le sacaron hacia adelante, al límite. Lo mismo le sucedió al Real Madrid en la final de la Champions 2014. Sus dos estrellas se han desgastado en luchas individuales durante varias temporadas. Messi no rindió en la pasada campaña y resurgió en la actual. Cristiano ha pagado en cada temporada ese exceso de esfuerzos con bajones de su nivel físico. Este año lo sufrió en enero y febrero. Benítez quiere cortar eso en el Real Madrid. El reto es si lo conseguirá.

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