Durante tres meses soportó el menosprecio de media Europa y de una buena porción de la prensa española que se ponía de rodillas ante el PSG sin querer admitir que la Liga francesa es una liga de barrio al lado de la española. El menospreciado Real Madrid silenció a los críticos que expresaban más un deseo que una realidad. El campeón de doce Champions, el ganador de las dos últimas ediciones, hundió con un total de 5-2 al club que ha invertido 400 millones para ganar el reino continental.
El campeón arrolló al idolatrado PSG en una demostración de fütbol. El rey de Europa dejó claro al jeque qatarí que los equipos ganadores no se hacen con dinero, sino con sabiduría. Y el Real Madrid plasmó en el Parque de los Príncipes que es, jugador por jugador, más completo y mejor que su rival, forjado con petrodólares y con mucho delantero estrellita y poco defensa de calidad.
El Real Madrid dio una lección de clase en la ciudad donde Bernabéu, Saporta, Carlos Pardo, el director de L’Equipe, Goddet, y su redactor, Hanot, inventaron la Copa de Europa en 1954, para comenzar s disputarse en 1955. Por cierto, el Barcelona se negó entonces a jugar la Copa de Europa, porque lo consideró un invento menor y sin futuro. Carlos Pardo, corresponsal de L’Equipe en la ciudad Condal, ofreció al Barcelona antes que sl Real Madrid la propuesta. Y la rechazó. A eso se le llama visión de futuro. El Real Madrid aprobó el viaje a Paris a la primera. Bernabéu y Saporta querían hacer un Real Madrid mundial a las órdenes futbolísticas de Di Stéfano y la Copa de Europa era la oportunidad. Ayer lo demostró 63 años después de estrenar el invento.
El Real Madrid celebraba su cumplealos 116 y lo hizo en la ciudad donde nació el amor por su torneo fetiche. El PSG todavia está buscando el balón. En su campo vivió un baño con espuma blanca de lo que es el fútbol y de lo que hace falta para ser el número uno. El Real Madrid nacido en 1902, un año antes que ABC, le enseñó el poso de la sabiduría.
Ayer, la victoria épica del Real Madrid imperial invadía todos los frentes, el social, el político, el económico, en España. Su lección de fútbol al más alto nivel era la comidilla de los salones, comparada con la letanía demostrada en el RCDE Stadium. Allí pensaban ya en la visita al PSG, decía un profesional del club. Era cierto. Se jugaban la temporada en París, no en la Cornellá tan amada por Piqué. Si Rajoy enviaba un mensaje por las redes sociales con su alegría por su madridismo indiscutible, Aznar comentó en la presentación de un informe energético español su felicidad por el éxito del conjunto blanco. Departió con los periodistas largo y tendido sobre fútbol y el Real Madrid. Las aficiones futbolísticas son como la familia, no la eliges, te cae de pequeño y ya no puedes cambiarte de camiseta. La blanca del Real Madrid enorgullece a sus seguidores, porque luce en el torneo que ama, la Copa de Europa.
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