La inadmisible puesta en duda del liderato del Real Madrid

Ya está bien. La Federación Española de Fútbol debe tomar cartas en el asunto. Es mucho pedir a Villar, enrocado en su silencio ancestral como salvación eterna del cargo. Piqué, el hombre que aspira a ser presidente del Barcelona, afirma que la Liga está manipulada por los arbitrajes a favor de la casa blanca. El capitán azulgrana habla y su club lo permite en esa política hipócrita de querer decir que hay libertad de declaraciones pero que no es el club quien habla, cuando todos sabemos que esa es la posición del Barcelona sin querer decirla. Piqué y la entidad se utilizan recíprocamente para lanzar el mensaje. Y el Real Madrid se ha cansado de escuchar este ataque subliminal o no tan subliminal a la justicia de su liderato, cuando piensa que hay muchos penaltis y otras jugadas señaladas a favor del Barcelona sin que se monte mediáticamente este escándalo.
Es esa distinta barra de medir la que ha hecho que el Real Madrid pase al ataque. No pasará ni una más. La jugada del penalti del domingo en Villarreal es la última afrenta de esta política de poner en duda el liderato blanco. El Comité Técnico de Árbitros afirma que la acción es penalti, porque Bruno tiene el brazo levantado y no es un rebote del balón que proceda del propio jugador, sino que la pelota viene de otro futbolista, y según el Reglamento eso es penalti. Pero Piqué calentó los medios poniendo en duda los arbitrajes al Real Madrid. Y todo el conglomerado ha caldeado la honorabilidad de la Liga.
Es inadmisible que los propios protagonistas piensen que juegan una competición falseada. Sabemos que es mentira. Es su manera de presuión a los árbitros. Para que tengan miedo a señalar decisiones importantes contra el Barcelona. Si de verdad creen que la Liga está ya ganada ¿para qué siguen jugando?