El Ministerio de Defensa ordenó este martes no ofrecer servicio de catering durante el vuelo de la ministra, Margarita Robles, a Sigonella (Sicilia), acompañada por militares, funcionarios del departamento y una treintena de periodistas y fotógrafos.
Es habitual que en este tipo de vuelos siempre se ofrezca servicio de comida y bebida. Fue de unas dos horas de ida y vuelta (8-10h y 14.30-16.30h). Sin embargo, en esta ocasión y por primera vez, el 45 Grupo de Fuerzas Aéreas no ofreció refrigerio alguno en el Airbus A310.
Desde el Ejército del Aire alegan que la configuración de los aviones se realiza según la petición que hace el organismo que lo solicita (Defensa, Exteriores, Presidencia, Casa Real…).
Extraña circunstancia pues no fue previamente advertida al pasaje y durante la estancia en la base sólo se pudo tomar café, «panettone», bizcocho, galletas y polvorones. Ni zona de restauración a la que dirigirse, con pago a cargo del bolsillo propio (de uno mismo o su empresa, claro).
Se da la circunstancia de que la semana pasada «El Confidencial» publicó una información con título: “El Gobierno duplica el gasto en vino, whisky, ginebra y snacks para el Falcon”. Una noticia no del todo exacta porque el Presupuesto era para todo el servicio del 45 Grupo de Fuerza Aérea del Ejército del Aire (los tres Falcon y los dos A310). La cuantía ascendía de 20.000 euros anuales a los 40.000. Una cantidad acorde y equivalente a los que presupuestan otros países.
En una visita al Mando de Operaciones Especiales (MOE) el pasado jueves, Robles explicó que los aviones del Ejército del Aire utilizados para sus desplazamientos, tienen un uso «exclusivamente» por «razones de trabajo» y alegó que «la gente no va a un Falcon ni a comer ni a beber».
«Yo que he venido aquí en Falcon. Y lo puedo decir sin ningún problema, únicamente bebo agua, y agua de grifo», sostuvo. Quizá por esta última frase pronunciada, y para no contradecirse, no ha ofrecido este martes servicio de catering a bordo del A310.
PD- La próxima, ya sabemos: bocata de jamón, tomate, almendritas y plátano en el zurrón. Y todos contentos.
PD2- En todo caso, con este asunto la ministra introduce un debate al menos loable e interesante: ¿hasta dónde debe llegar la austeridad?.
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