Uno de los hitos que nos ofreció el pasado ejercicio de la OTAN «Trident Juncture 2015» -celebrado en España, Italia y Portugal- fue el primer salto paracaidista conjunto de una unidad española y otra estadounidense llegando directamente desde EE.UU.: tras un vuelo de 10 horas desde Fort Bragg (Carolina del Norte) al campo de adiestramiento de San Gregorio (Zaragoza) a bordo de siete aviones de transporte C-17 Globemaster. Toda una demostración de despliegue rápido para los aliados y sus posibles amenazas.
Fueron 30 militares españoles de la sección de fusiles de la 1ª Bandera de la Brigada Paracaidista «Almogávares» VI quienes se unieron a unos 500 paracaidistas de la 82ª División Aerotransportada en su base de Fort Bragg. Desde el 29 de octubre al 4 de noviembre, compartiendo allí instrucción común y un lanzamiento paracaidista previo.
Uno de los «paracas» que participó en el ejercicio conjunto fue el subteniente Luis Miguel Calabria (imagen superior), del grupo logístico y jefe de salto, es decir,encargado de preparar el salto y supervisar todos los procedimientos para el salto de los compañeros. Nos instruye sobre las diferencias de paracaídas entre el modelo estadounidenses (T-11 de Airbone Systems) y español (TP2-Z de la empresa Cimsa).
A simple vista ambos se diferencian en que el español tiene forma tradicional de campana (como casi todos los países OTAN) mientras que el estadounidense es más grande y rectangular en su base. El español soporta hasta 140 kilos de peso y es orientable a la hora de tomar tierra; el estadounidense puede soportar con 180 kg. y no es orientable, es decir, «no controlas la toma en tierra en situaciones de viento por ejemplo».
El principal reto del lanzamiento conjunto fue precisamente el logístico. Un vuelo tan largo, de 10 horas y en el que el «paraca» se prepara aproximadamente dos horas y media antes para efectuar el salto. «Solo se entró en el avión con mochila y armamento; los paracaídas estaban almacenados y solo dos horas y media antes se comienzan a distribuir. Si se efectuara todo el vuelo con el paracaídas se llegaría muy cansado al salto, y hay que recordar que nuestra misión empieza cuando estamos ahí abajo», explica el subteniente Calabria. En cada avión iban entre 70 y 80 paracaidistas.
Entre los privilegiados españoles que saltaron se encuentran el sargento Alberto Bernal y el caballero legionario paracaidista Guillermo Ortiz. Ambos hacen hincapié en todas las revisiones y procedimientos de seguridad de los estadounidenses, así como la oportunidad de compartir un salto y la posterior operación con la 82ª División Aerotransportada. «Un salto de 30 segundos y de 400 metros» sobre Zaragoza.
VÍDEOS:
1. Preparativos
2. Lanzamiento
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